Muchos estudiantes de primer año ya deben estar ansiosos por conocer a sus compañeros, futuros profesionales que llegan con gran nerviosismo a esta nueva etapa. Es por eso que la recomendación de la académica es no estresarse antes de tiempo y disfrutar de este nuevo año sin pensar en marzo como un monstruo.

Zapatos brillantes en las estanterías, camisas relucientes y mochilas vacías asoman en las tiendas: ya nos anuncian un nuevo año escolar.
Muchos de los estudiantes de educación superior, de primer año, ya deben estar ansiosos por conocer a sus compañeros. La primera semana de clases no será una semana cualquiera, en los pasillos se escucharán preguntas como: ¿en qué sala me tocaba?, ¿con qué profe te tocó? Estos futuros profesionales llegan con gran nerviosismo a conocer lo que será su vida académica, y también con muchos sueños por cumplir.

Tomémonos un minuto para recordar nuestro primer día de clases o cuando fuimos los nuevos del curso, es nostálgico volver a sentir el olor a la madera del lápiz del que se ha sacado recién punta, fundido con el aroma de las cáscaras de naranjas de la colación.

No nos estresemos antes de tiempo y disfrutemos este nuevo comienzo, no pensemos en marzo como un monstruo que se nos aparece, sino que disfrutemos al recordar a nuestros hijos en su primer día. Tratemos de mantener vivo el episodio de sus manitos despidiéndose detrás de sus compañeros, perdiéndose en un mar de delantales cuadrillé, o el llanto que después se transforma al final del primer día en una gran sonrisa. No perdamos de vista lo bueno, bienvenido 2015.