Universidades de la Región de Coquimbo, sus contribuciones y la importancia de la colaboración para el desarrollo regional

Hace unos días tuvimos acceso a una información bastante orientadora respecto de la situación del desarrollo de la región de Coquimbo, como lo es el Índice de Desarrollo Regional (IDERE) 2019, herramienta que mide el desarrollo a nivel territorial desde una perspectiva multidimensional, lo que permite analizar las trayectorias y asimetrías de dimensiones consideradas críticas en el desarrollo de las personas, agrupadas según las regiones donde habitan, constatando las desigualdades territoriales y brechas existentes.

El IDERE basa su concepto de desarrollo en el enfoque de las capacidades humanas, entendiéndolo como las oportunidades que tienen las personas para ejercitar sus libertades de elección para la consecución de objetivos en distintas áreas vitales para sus vidas, midiendo dimensiones como educación, salud, bienestar socioeconómico, actividad económica, conectividad, seguridad y sustentabilidad y medioambiente.

La Región de Coquimbo se encuentra en el noveno lugar del ranking, lugar medio situación en la que ha permanecido en los últimos cuatro años, ahora bien, más que buscar causas y justificaciones de esta situación más vale la pena buscar alternativas de trabajo colaborativo para abordar las distintas brechas que presenta nuestra Región, desafíos en los que sin duda un importante actor son las Universidades presentes en nuestra Región, situación que la podemos validar por los resultados de la encuesta de opinión pública Región de Coquimbo 2019, señala que las instituciones con mayor nivel de confianza son las Universidades con 58%, dimensión que es el punto de partida en toda tipo de colaboración, demostrado por una gran cantidad de estudios, como los también realizados por nuestro Centro.

Es cierto que las Universidades han aumentado paulatinamente sus contribuciones al desarrollo regional y pueden y deben continuar haciéndolo. También es cierto, que tales contribuciones no pueden, ni deben limitarse al desarrollo económico, sino que deben incluir consideraciones sociales, culturales y ambientales. Si miramos más allá de las Universidades, esto significa, entre otras cosas, considerar la necesidad de desarrollar acciones más coherentes entre las instituciones y otras organizaciones de la sociedad civil, empresas y entidades gubernamentales, lo que debería traducirse en incentivos, indicadores y el monitoreo adecuados de resultados.

Además, si examinamos el funcionamiento interno de las Universidades, está claro que existe una necesidad urgente de cambio en la flexibilidad y configuración institucional, para que la excelencia académica, la investigación y una mayor participación en el desarrollo regional se valoren como complementarios en lugar de exclusivos en la toma de decisiones. Hay pruebas de que esto no solo es posible, sino imperativo.