Cómo se plantearon las Convenciones Estadounidenses

Terminaron las Convenciones en Estados Unidos y ya están los dos candidatos, Donald Trump por los Republicanos y Hillary Clinton por los Demócratas. Y de ellos, varios aspectos a considerar ya que sus comportamientos son los clásicos campos de estudio para quienes prestamos atención a la Comunicación Política.

En Filadelfia vimos en escena a Barack Obama, cuya imagen nos sorprendió por nuestra realidad, ya que el Presidente se vio completamente involucrado como generalísimo de la nominada demócrata; y nos asombra porque no estamos acostumbrado a esta intervención electoral, aunque para ellos es parte del juego que el Mandatario de turno salga a la campaña. Imaginémonos que la Presidenta Bachelet anduviera arriba del escenario con el candidato de su sector.

Me acuerdo cuando al Presidente Ricardo Lagos se le preguntó, en plenas primarias, por Soledad Alvear y Michelle Bachelet quienes, en ese entonces eran sus dos ministras, y con muchas ambivalencias finalmente respondió algo así, como ´ustedes saben de dónde yo provengo y mi corazoncito…´, y muchos lo acusaron que estaba apoyando a Bachelet y que no correspondía su intervencionismo.

En tanto, algunas imágenes que dejaron las dos Convenciones fueron bien elocuentes, por ejemplo el abrazo de Clinton y Obama, un simbolismo romántico y estratégico, sobre todo por lo que expresaban sus rostros.

Sin duda, que acá comenzó el compromiso y la ofensiva hacia Trump, que apuntó de inmediato hacia el ámbito internacional, tomando el llamado que hiciera en Cleveland, medio en broma y medio enserio, de que la inteligencia rusa espíe los emails de Clinton, desprestigiándola con sospechas al aire.

Pero, todo ello fortaleció el montón de críticas que ha habido hacia Trump, en este caso, acusándolo de  fomentar el espionaje de otros países; por ejemplo el Washington Post aseguró lo peligroso de las palabras del Republicano que insta a un gobierno extranjero que maneje a su disposición material confidencial sobre un posible Presidente de EE. UU. En fin. Pero si algo logró, era girar la atención en él por sobre Obama, las páginas de los diarios estuvieron dedicadas principalmente a este llamado delirante de Trump más que a la performance de Obama.

A pesar que el Presidente habló en su discurso muy parecido al de Bill Clinton, que Hillary es el real agente de cambio y todo lo que se necesita para el país, una mujer con visión, con  mucha más experiencia y que es la persona adecuada -en este momento de la historia- para dirigir EE. UU. Obama le dio una mirada mucho más optimista a lo que está pasando en el país, porque Trump ha mostrado una nación pesimista, derrotada, que no va a ninguna parte.

Continuando, Trump sentenció, en tercera persona, que tener como Presidente a Trump mejoraría mucho las relaciones de EE. UU. y Rusia, apareciendo como un candidato pro ruso. No sé qué cálculo estará haciendo, pero para el norteamericano, Rusia es la vereda del frente; ya no está esa animadversión de la época de Reagan y los tiempos de la Guerra Fría donde los Rusos eran como el demonio, pero aún se les mira con cierto recelo.

Obama vaticinó en la Convención de Filadelfia que Trump perderá en noviembre porque no entiende a EE. UU. y menosprecia al pueblo norteamericano, dijo que ´no somos un pueblo frágil y miedoso; el resentimiento, la culpa y la irritación y el odio que se escucharon en Cleveland no tiene nada que ver con EE. UU. real´, y enfatizó que esa no es la américa que él conoce, invocó al patriotismo, donde la humildad, la amabilidad, la cortesía y el respeto sean valores esenciales, capaces de congregar y atraer a personas de todo el mundo y no que excluyan a nadie.

Otro golpe para Trump, quien se ha desplegado con cien por ciento de emociones, escaseando en datos y evidencias, cero ciencias, como le llaman por allá.