Recientemente el Ministro de Economía, Sr. Rodrigo Valdés afirmó que el buen avance del IPSA, el índice del desempeño de las acciones más relevantes que se transan en el mercado accionario chileno, es una clara demostración que “las cosas se ven bastante mejor a cómo uno podría leerlas en los diarios”. Esto basado en la evidencia que los mercados suelen anticiparse, por lo que los buenos resultados del IPSA sugieren que la economía chilena mejoraría en un par de semestres más.

Esta buena noticia que refleja el IPSA, es positiva, ya que es la primera evidencia que la recuperación económica se aproximaría, probablemente basada en el mejoramiento de las confianzas de los inversionistas y en el mayor precio del cobre, variable que probablemente influye sobre la primera. A las anteriores, hay que sumar las mejores perspectivas que existen sobre la economía internacional, variable relevante para un país con economía abierta como la nuestra.

Pero en lo que hay que tener cuidado, es que tal anticipación del IPSA no necesariamente se traduciría efectivamente en una mejora en el desempeño de la economía, toda vez que podrían existir reveses importantes que hagan que las expectativas se desinflen. Si bien el contexto internacional es favorable, no existe evidencia interna que sostenga que nuestra economía repunte con fuerza en ausencia de elementos propios que la catalicen.

En tal sentido, en la medida que aumente la certeza de quién será nuestro próximo Presidente, y que éste tenga una visión pro mercado, seguramente las expectativas mejorarán aún más, pero si no existe tal certeza, o aún peor, aparezcan candidatos populistas o que con anuncios traben al mercado, probablemente nuestro próximo crecimiento se deba sólo a razones externas, lo que lo acotaría. Sería lamentable para un país con problemas sociales pendientes, y muy relevantes, farrearse oportunidades externas por obstáculos internos.

En tal sentido, no corresponde que la autoridad haga suyo los buenos resultados del IPSA en virtud de que tales se deban a las expectativas sobre lo que ocurriría, posterior a su salida, sobre todo cuando el optimismo se deba al cambio de gobierno, o dicho en otras palabras, al fin de éste.

Como queda evidenciado por la propia autoridad, dependerá del próximo gobierno, vale decir de nuestro voto, si retomamos el camino del crecimiento, o lo seguimos postergando para cuando nos demos cuenta que sin crecimiento económico no podremos llevar adelante ninguna política social concreta.