Se acerca el invierno y pareciera que el sol ya no aparece con la misma intensidad del verano; pero contrario a lo que algunos puedan pensar, la luz producida por él puede generar daño a la piel, como envejecimiento prematuro, melanoma y cáncer de piel.

Es por este motivo que se ha generado una cultura preventiva con respecto a la radiación UV correspondiente a la energía solar, específicamente por rayos UVA y UVB, que tienen la capacidad de generar efectos a corto plazo como quemaduras solares y a largo plazo como mutación del ADN. En este punto, siempre se debe tener en consideración que la severidad de esto se verá afectada por diferentes factores según el grado de exposición, siendo algunos de ellos el tiempo y hora del día de la exposición, índice de radiación, elementos protectores personales, entre otros.

En caso de ocurrir una quemadura solar, se recomienda realizar un baño de tina con media taza de almidón de maíz (maicena) y media taza de avena, lo que puede generar cierto alivio. En caso de formación de flictenas (ampollas), estas no se deben romper de manera intencional, ya que retrasa el proceso de cicatrización y podría generar infección, pero en caso de romperse solas se puede consultar a un médico por algún ungüento antibacteriano. También puede hacer uso de gel post exposición que suelen tener una cantidad importante de aloe vera o similares.

Estos efectos provocados por los rayos UV nos llevan al autocuidado como principal factor protector para evitar complicaciones. La principal fórmula para prevenir daño por esta exposición es el uso de elementos bloqueadores, que pueden ser aplicados directamente a la piel, o el uso de ropa con propiedades que actúan como filtro.

Con respecto a la aplicación de bloqueadores se recomienda utilizarlos durante todo el año, con aplicaciones cada dos horas en caso de bañarse o sudar demasiado y de lo contrario cada cuatro horas. Es ideal que el bloqueador sea de amplio espectro, es decir, que sea capaz de filtrar los rayos UVA y UVB. Algunas veces los cuidadores de niños de dos años o menos consideran molesto aplicar un bloqueador que los deja completamente “blancos”, pero estos son los adecuados, ya que la forma de proteger es generando un tipo de espejo que refleje la radiación. Muy importante es también verificar las fechas de vencimiento de los bloqueadores o protectores solares, ya que estos pierden su efectividad después de un año de haber sido abiertos.

En conclusión, protegernos de la radiación solar es de suma importancia y con medidas muy básicas podemos prevenir complicaciones futuras  que podrían generar disminución en la cantidad de años de vida saludable.