Productividad en la Región de Valparaíso

La tasa de desempleo del país aumentó tan sólo 0,1 punto porcentual respecto al trimestre móvil anterior, por lo que no deja de sorprender que pese al parco nivel de crecimiento el desempleo no aumente en mayor proporción.

A nivel regional, la tasa de desocupación fue de un 6,5% lo que implica un descenso de 0,9 puntos porcentuales al compararse con igual trimestre del año anterior, situación que no deja de plantear interrogantes frente al descenso del producto.

La explicación radicaría en que la calidad del empleo se ha visto perjudicada, dado que se considera ocupado no sólo quien tiene un contrato de 45 horas semanales, sino también quien trabaje por pocas horas o en autoempleos informales.

Del mismo modo, una migración de trabajadores desde sectores económicos más productivos (minería) hacia otros de menor desarrollo (agricultura, pesca, entre otros) explicaría también la situación. En síntesis, es la productividad del país la que se ha visto claramente perjudicada dado que a iguales niveles de empleo generamos menor producto.

Según datos de The Conference Board la productividad por hora de un chileno durante el 2015 fue de alrededor de US$27, un dólar bajo los uruguayos que encabezan la región, y bastantes dólares más elevada que los habitantes de otros países sudamericanos (argentinos US$22; brasileños US$17; colombianos US$16).

Esta productividad es bastante menor a la de cualquier europeo, cuya productividad alcanza sobre los 60 dólares la hora. En el ámbito regional, podríamos decir que el habitante de la Quinta Región es uno de los menos productivos del país.

En función del PIB per cápita, nuestra productividad está bajo un 20% del promedio nacional, y es un 75% inferior a la productividad del habitante de la región de Antofagasta. El análisis no debe limitarse exclusivamente al trabajador, sino al contexto en que éste se encuentra, ya que en principio no debería de haber diferencia entre dos chilenos, uno de nuestra región y otro de cualquier otro lugar. Lo que cambia son sus circunstancias, marcadas principalmente por la inversión y la tecnología. En tal sentido, la productividad de nuestros habitantes está marcada por la composición económica de la región y de la tecnología, capital humano e inversión asociada a dichos sectores. Por ejemplo, el sector minero posee niveles tecnológicos y de inversión superiores al agrícola, por lo que un trabajador en la minería es más productivo que en la agricultura. Como en nuestra región sólo el 15% del PIB se explica por la minería, y no el 65% como en la región de Antofagasta, tendemos entonces a ser menos productivos.

Por lo mismo, estoy convencido que la productividad no sólo se mejora con paquetes de medidas que la impulsen, sino también con evitar propuestas y reformas que la perjudiquen, toda vez que impulsar el crecimiento de sectores como la manufactura ayudará a mejorar la productividad del habitante de nuestra región, y la calidad de su empleo, ya que trabajadores migrarían hacia sectores donde su agregación de valor es superior.