Modelos culturales de crianza en Chile

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A la luz de varios (demasiados) casos recientes de connotación pública que dan cuenta de situaciones de agresión física, psicológica o sexual perpetrada sobre niños y niñas en Chile, resulta del todo pertinente y un gran aporte a la discusión sobre desarrollo infantil y la promoción integral de este desarrollo, la reciente investigación sociocultural sobre estilos culturales y prácticas de crianza de familias chilenas llevada a cabo por equipos de World Vision y el Departamento de Antropología de la U. de Chile.

Resultan muy significativos los hallazgos en cuanto a la presencia de estilos de cuidados que, en distinta intensidad, combinan formas de crianza basadas en la ternura y el afecto con otras que utilizan el castigo y la violencia. Según este estudio, estas contradicciones conductuales en la crianza de padres y madres resultan transversales a cuidadores de distintos niveles socioeconómicos.

Los cuidadores, con sus ideologías, distinciones culturales, experiencias de crianza como niños/as y padres/madres son fundamentales para comprender los estilos de crianza que se ejercen en la actualidad sobre los niños y niñas en Chile y, por tanto, las condiciones que enmarcan su desarrollo. Sin embargo, me parece que el estudio es bastante duro y enjuiciador respecto de la situación en la que se encuentran estos adultos cuidadores.

Lo anterior porque cabe hacer notar que las contradicciones y conflictos a los que se ven enfrentados las madres y padres contemporáneos tienen mucho que ver con encontrarse arrojados a nuevos paradigmas sobre infancia y crianza a los cuales nunca fueron introducidos. No se trata, como propone el estudio, tan solo de reconocer “cambios culturales que incomodan a la adultez”, sino más bien de identificar las estrategias que a estos mismos padres les van a servir para desarrollar herramientas de crianza amorosa, potenciadora de sus hijas e hijos, superando sus propios traumas infantiles, desconocimientos y ambivalencias.

Resulta necesario considerar que, para implementar estas estrategias, el trabajo con las experiencias de niñez y crianza de los ahora adultos deben ser revisadas, quizás contenidas y por cierto reformuladas y reorientadas. El padre/madre de hoy es el niño/a de ayer; y quien hoy tiene la responsabilidad y el privilegio de formar al adulto de mañana. Por lo que para las políticas de infancia no podemos olvidarlos.