La baja representatividad de las mujeres en las carreras de ciencia, tecnología, ingeniería y matemática (STEM, por sus siglas en inglés) es histórica y a pesar de los avances, aún estamos lejos de la anhelada equidad de género. Así lo demuestran las cifras de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) que indican que solo un 32% de la participación en ciencia y tecnología en Chile es desarrollada por mujeres.

¿Cómo atraer más mujeres a las carreras STEM? Es un desafío que debe partir de una revolución cultural, que comienza desde la educación temprana, por la manera en que criamos y formamos a niños y niñas en igualdad de oportunidades. Las escuelas tienen un rol preponderante en esta materia, siendo en el aula donde aún se reproducen prácticas discriminatorias a favor de los hombres, y que pueden influenciar sus futuras elecciones académicas y profesionales. Lo anterior termina traduciéndose en que las mujeres tienen una representación muy baja en los equipos de investigación. Ya lo señaló la subsecretaria del Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación, Carolina Torrealba: solo un 17% de los centros de excelencia son liderados por mujeres; un tercio de los doctorados en Chile son ocupados por ellas y esta misma brecha se replica entre quienes se adjudican fondos de investigación FONDECYT.

Seamos optimistas. El avance a nivel nacional ha sido lento, pero seguro. Hace unos días el Ministerio de Ciencia y Tecnología presentó una Hoja de Ruta que representa una oportunidad para construir una política participativa de equidad de género en el sistema científico, tecnológico y de innovación del país.

En la comunidad internacional, en tanto, se han establecido objetivos claros que deben servirnos de espejo a todas las instituciones de educación superior, las que tenemos una importante tarea, no solo en la formación de las jóvenes en estas disciplinas, sino que también en otorgar consideraciones de índole de género a nuestras académicas e investigadoras que les permita dar continuidad a sus carreras.

En la UST hace unos años nos sumamos a este compromiso, lo que se ve reflejado en nuestras cifras: el 70% de nuestra matrícula son mujeres, el 55% del cuerpo docente está compuesto por académicas y contamos con más de 29 mil egresadas de nuestras aulas. En el área científica, en tanto, el 65% de las estudiantes de la Facultad de Ciencias son mujeres, así como también lo son el 76,1% de los exalumnos. Además, durante 2019 el 66% de proyectos con financiamiento interno fueron liderados por investigadoras.

Este escenario se condice con las cifras del reporte de Participación Femenina actualizado a diciembre de 2019 por la Comisión Nacional de Investigación Científica y Tecnológica (CONICYT), que confirma el aumento de 53,1% en la matrícula femenina para las carreras profesionales o técnicas, impartidas en instituciones de educación superior.

La senda, por tanto, ya está iniciada. Las políticas públicas se encaminan hacia la incorporación de programas que fortalezcan una participación equitativa de hombres y mujeres en las carreras STEM, sin embargo, resulta urgente tomar medidas que aceleren el cambio en los patrones culturales de género.