Los humedales se cuentan entre los ecosistemas acuáticos más productivos y diversos del mundo, dan sustento a grandes concentraciones de aves, mamíferos, reptiles, anfibios, peces e invertebrados; almacenan y depuran el agua, sustentan la pesca y la agricultura, protegen contra la erosión y los efectos de eventos costeros, además de generar bienestar a las personas que disfrutan de actividades que nos acercan a la naturaleza como es la observación de aves.

Lamentablemente nuestra forma de vida los está afectando, poniéndolos en serio peligro. De acuerdo con la Convención sobre los Humedales de Importancia Internacional (RAMSAR), el panorama para los humedales es sombrío. Las estimaciones muestran que entre 1900 y 2015 desaparecieron cerca del 64 % de los humedales del planeta. Más aun, el Centro Mundial de Monitoreo de la Conservación de Naciones Unidas reportó que entre 1950 y 2015, Latinoamérica y el Caribe registraron la mayor reducción de humedales a nivel mundial, con una disminución del 59% de su superficie.

Sombrío y triste panorama, ya que la pérdida de humedales pasa a convertirse en una de las principales amenazas para las especies que dependen de estos ecosistemas. Cada año, en primavera y verano, nuestros humedales reciben a miles de aves playeras, uno de los grupos de aves más amenazados, y algunas de las cuales se reproducen en Chile, y otras -como el Playero ártico- vienen a alimentarse y descansar dejando atrás una travesía que une el ártico canadiense con Tierra del Fuego. Instamos a la ciudadanía a conocer y luego a conservar. Una no se cansa de repetir: “Su futuro es nuestro futuro”.