Recientemente se ha acuñado el concepto del “antropoceno” para describir el periodo desde la revolución industrial hasta ahora. Periodo marcado por aumento poblacional y consumo, industrialización y economías basadas en la quema de combustible fósil y, en consecuencia, un aumento exponencial del dióxido de carbono atmosférico que genera el calentamiento global.

Durante el antropoceno, la capacidad de los humanos de modificar del ambiente ha llegado a ser una fuerza más del sistema climático global y hemos dejado una huella que debemos comenzar a minimizar. El reciclaje y el consumo responsable son parte de acciones simples y efectivas que podemos desarrollar para reducir las emisiones de CO2 y el Calentamiento Global.

El reciclaje es un proceso que identifica, colecta, separa, re-modela y reutiliza los materiales o desechos de nuestros basureros. Dado que la manufactura masiva de bienes conlleva también a la producción de desechos, el reciclar ayuda a reducir el uso de materiales y el costo ambiental. Sin embargo, reciclar es solo el tercer paso en la reducción de la producción de desechos.

Primero tenemos que usar menos material de embalaje. Luego, debemos “reutilizar” todo lo posible antes de desechar. Los desechos orgánicos e inorgánicos reciclados pueden hacer una gran diferencia sobre la reducción del impacto en el ambiente. A nivel doméstico, la producción de compost orgánico para el jardín y separar el plástico, papel, vidrio y aluminio, para luego disponer en puntos limpios, son efectivos en reducir la huella que estamos dejando sobre el planeta. Sin embargo, estos cambios del consumidor deben ser imitados por la industria que provee bienes y servicios, y ser promovidos y garantizados por el Estado.

«Estos cambios del consumidor deben ser imitados por la industria que provee bienes y servicios, y ser promovidos y garantizados por el Estado».

Conceptos como obsolescencia programada o por moda va en contra “reducir y reutilizar”, potenciando en forma artificial el consumo de productos y que la industria confunde con “fidelización” del cliente. Reconstruir la industria del embalaje basada en papel y plástico también requerirá una fuerte cuota de diseño e innovación. La nueva ley que fomenta el reciclaje extiende estas responsabilidades a los productores e importadores de productos de consumo y volumen significativo, tales como aceites lubricantes, aparatos electrónicos, baterías, pilas, embalajes y neumáticos.

«Será el consumidor un gran agente de cambio, pero la industria y producción deberán potenciar la innovación para hacer frente a estos cambios en el consumo».

En este nuevo sistema normativo, será el consumidor un gran agente de cambio, pero la industria y producción deberán potenciar la innovación para hacer frente a estos cambios en el consumo. Asimismo, la industria del reciclaje deberá mostrar una solidez capaz de absorber la demanda, de tal forma que su acción module y potencie la interacción entre el consumo y la producción. Todo esto redundará en que Chile podrá acercarse de mejor forma al compromiso de reducir sus emisiones de CO2 para el año 2030.