Educación: Indiferencia o Multi-presencia

Al ingresar a una sala de clases nos damos cuenta que muchos de nuestros estudiantes están absortos en sus equipos multimediales, como si nada ni nadie más existiera, embebidos de una mágica indiferencia que los aleja de cualquier acto motivador del educador, el cual muchas veces realiza verdaderos actos circenses -por cierto esfuerzos estériles- para mantener cautiva a su audiencia. ¿Será que no somos capaces de ir al ritmo de un mundo globalizado que avanza a una vertiginosa velocidad, no comprendiendo que nuestros alumnos ya no necesitan presentaciones estáticas, colmadas de conceptos, definiciones, extensas narrativas y animaciones obsoletas?

Quizás esta indiferencia no es tal, sino más bien obedece a una multi-presencia, a la capacidad de estar conectados a múltiples canales a la vez. Hoy la información está a un clic de los estudiantes, entonces es rol del educador canalizar y hacer sinapsis en las distintas conexiones, entendiendo que nuestros alumnos ya no son una caja vacía que sirve como recipiente de información, sino más bien son partícipes activos de su aprendizaje. La neurociencia plantea que en los entornos de aprendizaje debe existir una interacción activa y dinámica entre los distintos actores involucrados, abarcando lo físico, social y psico-emocional.

Debemos ser capaces de acercarnos al nuevo mundo de las tecnologías y no sucumbir con resistencias vacías: ya no basta con clases entretenidas, los estudiantes tienen que ser parte de éstas. Garcia y Juanes (2013) plantearon que “la tecnología que usamos cotidianamente es capaz de modificar nuestro cerebro mucho más de lo que creemos. Los hallazgos científicos de las últimas décadas han demostrado que el cerebro es un órgano plástico, constituido por neuronas capaces de regenerarse y de sufrir una remodelación permanente en respuesta a las experiencias que vivimos”. El cerebro es un órgano plástico, por lo cual la construcción del conocimiento debe abrigar como premisa la estimulación de las capacidades cognitivas, el pensamiento crítico, reflexivo y analítico. De esta manera tendremos además de buenos profesionales, mejores personas.