Discapacidad ¿Existe otro término adecuado? (Segunda parte)

Tiempo atrás, en la primera parte de esta columna, se abordó la discusión sobre la forma correcta para referirse a las personas con alguna discapacidad.

Al respecto se afirmó que el término técnico, legal y aceptado por la comunidad de personas con y sin discapacidad es “Persona con discapacidad”, y no eufemismos como “personas con capacidades especiales”, o “personas con capacidades diferentes”; añadiéndose el caso de España, donde se está utilizando el término “Diversidad funcional”.

Ahora bien, en algunos países de Latinoamérica, y especialmente en Chile, se está empleando el nuevo término de “Personas en situación de discapacidad”. Se entiende por este concepto a las personas que en relación a sus condiciones de salud física, psíquica, intelectual, sensorial u otras, al interactuar con diversas barreras contextuales, actitudinales y ambientales, presentan restricciones en su participación plena y activa en la sociedad.

“La vivencia de la discapacidad cambia, en tanto cambia nuestra relación o se modifica el medio social, económico y político donde nos desenvolvemos”.

En lo práctico, una persona podría presentar una situación de discapacidad en un espacio público con diversas barreras y poca accesibilidad; y la misma persona podría desenvolverse plenamente (sin-discapacidad) si estas barreras fuesen eliminadas y se considerase la accesibilidad universal.

La vivencia de la discapacidad cambia, en tanto cambia nuestra relación o se modifica el medio social, económico y político donde nos desenvolvemos. La clave estaría en transformar y diversificar el entorno, y no centrarse en las barreras propias de la persona.

Es de gran importancia tomar conciencia y hacer cambios en el lenguaje, ya que los palabras van asociadas a ideas, y esta relación no es fortuita, sino que representan valores culturalmente aceptados. Estos conceptos y valores se transmiten en el tiempo a través de las diversas interacciones, y algo muy cierto, es que si queremos cambiar nuestras concepciones con relación a la discapacidad, uno de los primeros pasos será cambiar las palabras que dan sustento a dichas ideas y valores.

En síntesis, debemos respetar y valorar la diversidad, y por cierto, la mejor forma de referirse a cualquier persona es por su nombre.