Determinantes sociales del rezago, riesgo y retraso infantil

Durante la gestación y la primera infancia, existen una variedad de determinantes sociales que influyen en el niño o niña a través de la familia y de cómo ésta se relaciona con ellos.

La disminución de las tasas de pobreza en hogares, el aumento de la escolaridad de padres y madres, las tasas de lactancia materna exclusiva y las mejoras en el equipamiento de los hogares son avances importantes, pero no suficientes como para asegurar que todos los menores que nacen hoy en Chile tengan las mismas  oportunidades para su desarrollo.

Actualmente, se debe considerar que el concepto de familia se refiere a las personas con que los niños cuentan para establecer relaciones primarias de afecto, dependencia, cuidado, apoyo y responsabilidad, sin importar los lazos consanguíneos o civiles que existan o no entre éstas.

La crianza positiva y la prevención del maltrato infantil por ejemplo, requieren de adultos que cuenten con competencias y habilidades, para comprender el desarrollo de los pequeños y abordar activamente las dificultades a las que se pueden enfrentar, buscando orientación y ayuda oportuna.

Las madres y padres adolescentes, también tienen mayor probabilidad de no estar en condiciones de ofrecer experiencias apropiadas para el desarrollo de sus hijos, particularmente porque, aunque las tasas de fecundidad en adolescentes muestran una tendencia a la disminución, los promedios nacionales encubren una profunda inequidad por nivel socioeconómico y por lugar de residencia.

Las mujeres que viven violencia de parte de su pareja, o las que pertenecen a hogares uniparentales, con jefatura femenina o aquellas que no comparten la responsabilidad del embarazo y la crianza con el progenitor, están expuestas a mayores niveles de estrés, ansiedad o depresión que puede afectar la crianza y el desarrollo de los bebés. Existe evidencia que la falta de apoyo social, afectivo y el aislamiento de ellas, puede condicionar altos niveles de estrés durante el embarazo que conduzcan a mayor riesgo de bajo peso y menor edad gestacional al momento del parto.

Entre los factores de riesgo más estudiados en menores de un año podemos mencionar el nivel educacional de la madre, el rol del padre, el temperamento infantil y la estimulación en el hogar alcanzan la mejor predicción del desarrollo infantil. Particularmente, la capacidad de la madre, padre o cuidador(a) para involucrarse con las necesidades del niño tienen un efecto significativo sobre el rendimiento, tanto en las habilidades motoras como en las mentales y como factor aislado, la inadecuada estimulación en el hogar es la variable de mayor impacto sobre el desarrollo infantil.

Los riesgos pueden ser clasificados como: riesgos biológicos, riesgos del medioambiente y riesgos establecidos. En líneas generales, los factores de riesgo biológico afectan típicamente las funciones motoras, neurológicas y perceptivo ejecutivas, mientras que las áreas cognitivas y del lenguaje se ven más fuertemente influenciadas por los factores de riesgo medioambientales.

En cambio, se considera la existencia de riesgo establecido a los niños y niñas con enfermedades de etiología conocida o desconocida que afectan el desarrollo psicomotor, por ejemplo, Síndrome de Down, malformaciones congénitas, síndromes genéticos, VIH/SIDA, enfermedades neurológicas, tumores cerebrales, secuelas de infecciones del sistema nervioso central, entre otras.