Ciencia y ciudadanos: Buscando lo que nos une

Cuando pensamos en un científico, usualmente nos imaginamos a una persona ensimismada en sus – comúnmente extraños – pensamientos, que rara vez sale de su laboratorio o biblioteca. Nada puede estar más lejos de la realidad.

Cada día más y más científicos logran mostrar lo que hacen en libros de divulgación que son top de ventas, programas de televisión y reportajes en medios masivos. La ciencia está más viva que nunca y está cambiando nuestra sociedad día a día. Sin embargo, estos cambios no son siempre bienvenidos. Los movimientos antivacunas ya han llegado a Chile con gran impacto para la salud de los niños, las “teorías” de  charlatanes que reflotan creencias tan ridículas como pensar que la Tierra es plana. Por otro lado, discusiones más profundas como los posibles impactos de la inteligencia artificial y la robótica en nuestras vidas, trabajos y formas de relacionarnos son dignas de analizar con más detalle.

Las tecnologías fruto del enorme caudal de conocimiento acumulado por la humanidad a través de su historia son solo herramientas para ser utilizadas, y como tales pueden tener consecuencias favorables y desfavorables por igual. Por esta razón, los científicos, ingenieros y creadores no pueden cerrar sus discusiones a “lo técnico”, sino que deben incluir a la sociedad en general para evaluar las implicancias de sus creaciones. Uno de los ejemplos más claros de esta situación se vivió (y aún se vive) con los organismos genéticamente modificados u OGMs. La tecnología que permite la modificación del genoma de un organismo y que actualmente se hizo aún más accesible con CRISP/Cas9, ha generado consecuencias sociales y medioambientales insospechadas para los biólogos moleculares que demoraron décadas en perfeccionar las técnicas.

¿Significa esto que debemos detener el progreso del conocimiento y las nuevas tecnologías? Puede ser, al menos mientras no definamos algunos principios que guíen nuestras acciones y nos permitan manejar las consecuencias de ellas. Algo de esto lo señala Elon Musk en su cruzada por impedir el uso indiscriminado de la inteligencia artificial. Musk es un pionero y defensor de la tecnología a nivel mundial, sus empresas lo han convertido en una de las personas más poderosas del mundo, y aún así pretende que nos detengamos a pensar antes de permitir que tecnologías de vanguardia sean aplicadas libremente.

El conocimiento no puede separarse de la sociedad en su conjunto, no le pertenece a los científicos e ingenieros, es parte de la sociedad en su conjunto y por ello debe ser difundida, comprendida y analizada por todos, pero eso también requiere que la sociedad valore el aporte del conocimiento al bien común.

Sin duda, tenemos mucho que conversar y compartir, por esta razón, se creó el taller “Ciencia y Ciudadanos”, que quiere entregar un espacio de reflexión conjunta para investigadores y ciudadanos sobre el futuro de Chile y las nuevas tecnologías, enfocándonos en sus consecuencias deseables y pensando cómo minimizar sus efectos no deseados, buscando lo que une a investigadores y ciudadanos.