De aulas seguras a aulas de bienestar en la universidad.

Gran notoriedad en los medios ha alcanzado en los últimos días la propuesta de un grupo de diputados en relación a instalar el proyecto “aula segura” en la educación superior, ello como una forma de regular potenciales actos de violencia que se den en el espacio universitario. No obstante, la preocupación expresada en el último tiempo por los/as universitarios respecto a su vida estudiantil guarda relación las condiciones de salud mental y bajo bienestar que experimentan mientras transitan por sus carreras.

 

Así como en el espacio escolar existe “aula segura”, también es posible encontrar otra iniciativa denominada “aulas de bienestar” esta última es una iniciativas ministerial de carácter intersectorial que aborda temáticas de convivencia, salud mental y física de los escolares, sin embargo su cobertura es solo para el espacio escolar(básica y media) dejando fuera el espacio universitario, pese a que la salud mental ha sido un tema sensible que los propios estudiantes universitarios han puesto sobre la mesa.

 

En este sentido, el proyecto aula segura como el aula de bienestar pensada para el espacio escolar tienen un denominador común, ponen al centro la forma en cómo nos relacionamos unos con otros, buscando de alguna forma intervenir o regular estos espacios de interacción interpersonal.

 

Un reciente estudio que realicé junto a otros académicos en universidades locales, mostró que la calidad de la relación con el profesor/a, así como la calidad de la relación con los compañeros es lo que más influye en el bienestar de los estudiantes. Esto es muy relevante puesto que la universidad es por excelencia un espacio para la expresión de la diversidad de opiniones y expresiones y cuyo vehículo predilecto ha sido la tradición oral, especialmente el diálogo y la interacción con otros. 

 

Privilegiar el diálogo respetuoso, argumentativo puede ser la clave para generar mejores ambientes, en esto los académicos universitarios tenemos una gran responsabilidad, puesto que a la postre nos convertimos en modelos de conducta para nuestros estudiantes. 

 

En suma, un aula segura se construye no solo en base a reglas punitivas, sino también desde el cuidado de las relaciones cotidianas de respeto y diálogo, lo cual a la postre genera condiciones de bienestar. He ahí el desafío, necesitamos transitar desde aulas seguras a aulas de bienestar universitario.