Hace algún tiempo he venido escuchando quejas con respecto de la llegada de inmigrantes a la ciudad de Antofagasta, algunas opiniones del todo injustas respecto a los sentimientos de inseguridad ciudadana. Cuando alguien decide radicarse en otro país, no solo lleva con él una maleta llena de ilusiones, sino también sus costumbres, historias de vida, sentimientos que van unidos sobre todo a su forma de alimentarse con sus respectivos aromas y sabores.
Qué sería de nuestra ciudad sin los inmigrantes. Desde un inicio, los aportes de los españoles con sus técnicas y sus animales en conjunto con los atacameños crearon platos como la Watia (curanto andino), plato que hasta el día de hoy se utiliza en las fiestas de los pueblos del altiplano y que se ha transformado en una preparación regional endémica.
Con el transcurso del tiempo y el descubrimiento del salitre en nuestras tierras fértiles de minerales, llegaron los europeos (ingleses, alemanes, croatas, italianos) y con ellos no solo se moldearon las calles y arquitectura de nuestra ciudad, si no que nos formamos con preparaciones que fueron incorporadas a nuestra idiosincrasia por las hábiles manos de nuestras mujeres de generación en generación, como una composición casi de sinfonía musical, aparecieron los chupes, los budines, las lentejas con papas y arroz, los dulces bien azucarados, los licores caseros, los panecillos y el té a las 5, y tantas tradiciones que hicimos nuestras pero que venían de ciudades tan lejanas y tan diferentes, pero que los acercaban a sus raíces.
Hoy presentamos un escenario parecido al de antaño esta vez “nos aportan”, (y no quitan, ahí la mirada diferente) con sus tradiciones, colores, aromas, sonrisas, cariño, sabor a caribe cuando la comida pasa a ser una fiesta, y que para nuestros hijos, nietos será parte de su tradición, de su forma de vida, con la naturalidad de ser un pueblo y una ciudad multicultural, en donde ganemos cultura, resguardemos nuestras historias, protejamos nuestros productos y recetas y porque no un mañana con arepas con pebre.

AREPAS COLOMBIANAS CON PEBRE CHILENO

Ingredientes para 8-10 arepas medianas

2 taza (480 ml) de agua tibia
1 cucharadita de sal
2 taza (300 gr) de harina para arepas
2 cucharadas de mantequilla
2 taza (100 gr) de queso mantecoso rallado
1 atado cilantro
1 cebolla grande o 4 cebollines grandes
1 tomate
3 ajíes verdes enteros
3 dientes de ajo
sal
aceite
vinagre (opcional)

Preparación:

  1. Mezcle el agua, sal, harina, mantequilla y queso en un recipiente lo suficientemente grande para amasar la masa.
  2. Amase todos los ingredientes hasta que estén bien mezclados y hasta que la masa tenga una consistencia suave. Si la masa está muy seca, agregue un poco más de agua. Si está muy mojada, agregue un poco más de harina. No se debe pegar.
  3. Con la masa, forme bolas del tamaño de una naranja mediana y colóquela entre dos pedazos de plástico. Con un rodillo, aplane la masa hasta que tenga el grueso que desee.
  4. Corte la masa por encima del plástico con una taza, un vaso, un cortador de galletas, etc. Retire el plástico, el exceso de masa y ya tiene una arepa con una forma perfecta.
  5. Cubra una plancha con mantequilla en aerosol o con mantequilla en barra. Prenda el fogón a medio alto y cuando la plancha esté caliente, agregue las arepas. También puede utilizar una sartén.
  6. Ase las arepas por 5 minutos cada lado o hasta que estén doradas.
  7. El cilantro, después de lavado se pica bien fino. Luego picamos el cebollín o la cebolla en cuadritos bien pequeños, algunos amortiguan la cebolla, algunos no. Abrimos los ajíes, con agua retiramos las pepas y ligamentos del interior. Al tomate le sacamos todo el corazón, y picamos solo la parte más sólida en cuadritos pequeños. Los ajos, muy muy finitos picados.
  8. Finalmente todo lo mezclamos con aceite y sal. De forma opcional le podemos agregar un poco de vinagre o limón.
  9. Sirva de inmediato las arepas calientes con el pebre bien cuchareado.