Adulto mayor y políticas publicas

Estamos frente a un aumento progresivo de la proporción de personas mayores de 60 años en relación a la población total chilena. En la actualidad, los chilenos que nacen hoy esperan vivir en promedio 25 años más que los que nacieron en 1950, sobrepasando la esperanza de vida a los 78 años en los hombres y 80 años en las mujeres.

Una de las principales consecuencias del envejecimiento de la población es el aumento de las tasas de dependencias y la reducción de la poblaciónn económicamente activa, esto genera una gran demanda por servicios y recursos especiales de atención y cuidado.

Sin embargo ¿nuestro país está realmente preparado para trabajar con los adultos mayores?

Responder esta pregunta es complejo debido a todo lo que implica desarrollar políticas públicas asociadas al bienestar social y que puedan ser sustentables y perdurables en el tiempo, considerando el crecimiento que tiene nuestro país y las prioridades en salud.

Por este motivo sería mejor preguntarnos ¿De qué nos serviría estar preparados para trabajar con adultos mayores?

Para entender cuáles son los beneficios asociados al trabajo con la población adulta mayor es importante observar prácticas exitosas. Estas se dan principalmente en países europeos, especialmente en Noruega, los cuales presentan un aumento de la expectativa de vida en su población. Este fenómeno es similar al chileno, lo que nos podría entregar luces de que aspectos son importante replantearse y cuáles son los beneficios asociados.

Una de las principales diferencias se basa en los recursos que gestionan estos países para esta materia. Los cuales se distribuyen de manera más equitativa en la promoción de la salud y bienestar hasta los procesos de tratamiento y rehabilitación.  El principal beneficio asociado a esta gestión radica en la disminución de enfermedades crónicas (Hipertensión Arterial, Diabetes etc), las que inciden en los niveles de independencia y autonomía de la población, teniendo una participación social activa.

Propuestas de cambio

En Chile existen propuestas para el manejo de las patologías con mayor prevalencia en la población, sin embargo, el financiamiento para acciones de promoción en salud es bajo, debido a que este tipo de políticas muestran resultados en periodos de tiempo mayores que el periodo presidencial, otorgándose una mayor inversión a lo más tangible que son los procesos de enfermedad y del tratamiento de esta.

Otro aspecto relevante seria estar dispuestos y preparados para acercar aún más la red sanitaria a la población, esto genera una mayor cobertura y control del estado de salud de los usuarios que tienen más demandas y necesidades. Si bien en la actualidad contamos con una red primaria de atención en salud que presenta un mayor grado de dispersión de población atendida y controlada que hace 20 años, sigue siendo insuficiente el trabajo a nivel comunitario, que permita fortalecer el manejo de información y redes que tenga el adulto mayor, sus cuidadores informales y la comunidad. Trabajar e invertir en esta área reportaría beneficios en la utilización y subutilización de dispositivos de salud como Urgencias o el SAPU, en donde la lógica de atención aún no está internalizada en la población, presentando un desbalance entre ambas.

Otro punto que se trabaja cuidadosamente en Noruega es la implementación de los establecimientos de larga estadía para adultos mayores, los cuales cuentan con el equipo necesario y capacitado para trabajar las patologías más recurrentes, siempre orientando el trabajo a favorecer el mayor grado de independencia y autonomía de sus adultos mayores. Este manejo ha llevado a que solo el 50% de la población mayor a 90 años necesito ingresar a este tipo de establecimientos.

En Chile esta política aun es incipiente, no siendo homogéneas las prestaciones que se entregan en cada establecimiento, por lo cual urge la necesidad de legislar en esta área, para homogenizar el tipo y calidad de prestaciones entregadas a los adultos mayores, sin importar la cuota de ingreso que aporte cada uno.