El futuro de las comunicaciones: una mirada al 2050

Mi nombre es Ignacio Soto, es el año 2050 y tengo 68 años, de los cuales los últimos 45 he estado vinculado a los medios de comunicación audiovisual, como académico y generador de contenidos en mi agencia de Comunicaciones.

Fui testigo del paso del tiempo, por ejemplo en el aspecto tecnológico desde la grabación en cinta, tarjetas de memoria, nubes virtuales y hasta la actualidad, donde puedo guardar las imágenes de lo que ven mis ojos y traspasarlas al almacenamiento incorporado en un pequeño chip que está insertado en mi cuerpo. 

Habría sido impensado imaginar por ejemplo que los programas de TV serían conducidos por robots de aspectos humanos, que a su vez hacen una pauta diaria según cálculos estadísticos de la cantidad de interacciones que los humanos hacen en sus plataformas de comunicación, de ciertos temas cotidianos, o que la edición ya no depende de una persona que deba buscar el mejor ritmo para «armar” la nota periodística o el reportaje, sino que un patrón de montaje selecciona el audio y video que mejor aporta a la construcción narrativa, sin necesidad de insertar digitalmente en la “imagen” sus datos como nombre y profesión, ya que con el simple hecho de detectar la mirada de los periodistas y entrevistados, los genera de forma automática (detección de iris).

Me tocó ver también el paso de la selección de los contenidos que los canales emitían, a esta actualidad donde ese límite es casi inexistente, ya que todo está disponible y es prácticamente impensado considerar una pauta, ya que todo es la pauta, todo existe para ser rescatado y visto por quien desee, la diferencia solo está dada por la proximidad de contenidos que permite adelantar a un medio del otro, aunque solo se tratará de quien llegue primero, ya que al poco tiempo (segundos) todos tendrán lo mismo. Vivimos en un mundo “glocal”, la puesta en valor de lo local compartido con el mundo.

Recuerdo que antes debíamos visualizar los contenidos en aparatos que partieron muy espaciosos, luego la tecnología comenzó a hacerlos más finos y delgados y fue un gran avance tecnológico el hecho que pudieran conectarse a la red de internet, que por lo demás era exclusiva para algunos y se accedía por medio de claves.

Hoy todo es diferente, el espectador puede visualizar los contenidos a partir de los hologramas, y la realidad aumentada nos hace estar presente virtualmente en los más variados eventos, ya sean deportivos, musicales, culturales etcétera, viviendo la sensación de experimentar los contenidos desde la comodidad de mi hogar.

Pocos de los viejos de antaño habrían creído que hoy se puede ver un mundial de fútbol, como si estuvieras sentado en la mejor ubicación de la gradería del mejor estadio del mundo. Es más, la próxima semana con un grupo de amigos, veremos juntos y en red la final del Torneo de Roland Garros, en una transmisión de realidad aumentada del evento, la sala de estar de mi casa será el espacio donde viviremos el partido.