Buen IMACEC en junio, pero más vale ser cautelosos

El dato de crecimiento del IMACEC de junio, -12,4%, fue mejor de lo que esperábamos y esperaba el consenso del mercado, una caída entre 15% y 17%, lo que es una buena noticia, pero hay varias razones para ser cautelosos. La más importante es que lo que está determinando la dinámica de la economía no es la confianza y su efecto en la demanda, al menos no es el factor más importante.

Lo que determina el crecimiento o decrecimiento de la economía es un factor exógeno, la pandemia, el grado de encierro a que esta obliga y el nivel de cumplimiento de este encierro. Esto quiere decir que podemos tener un mejor dato puntual porque somos menos estrictos con el cumplimiento de las restricciones sanitarias, lo que puede determinar un eventual rebrote y acentuación del encierro. Por lo mismo, los números que vamos observando no deben leerse en la clave habitual de otras recesiones, en que una mejora en la confianza puede interpretarse como un punto de inflexión.

Por otro lado, el propio Banco Central ha advertido que es posible que se hagan revisiones más grandes a las habituales a estas estimaciones, ya que la pandemia también dificulta el levantamiento de datos.

Con el optimismo que surge con este dato mejor a lo esperado pasa lo mismo con las estimaciones de crecimiento producto del retiro del 10% de los fondos de pensiones. Hay estimaciones muy optimistas respecto a su impacto en el crecimiento, de varios puntos porcentuales. Pero se olvida que esta no es una crisis de insuficiencia de demanda; es una crisis inducida por la restricción a la oferta. Para ilustrarlo es bueno poner un ejemplo: si con el retiro del 10% nos compramos un televisor, esto va a impulsar mucho más el producto del país que produce el televisor que nuestro PIB. En rigor, las importaciones se restan a nuestro PIB.

Con todo, algún efecto positivo habrá, y el dato de caída del segundo trimestre de -13,9% permite ser algo más optimistas con respecto al crecimiento de todo el año. En mi caso, espero que el PIB se contraiga entre 5,5% y 7,5% en 2020, siempre bajo el supuesto de que no tenemos un rebrote muy intenso en el segundo semestre.