Juan Manuel Cotelo: “No nos extrañamos de la atracción que Jesucristo sigue despertando en cualquier persona”

El guionista y director de numerosos formatos televisivos de entretenimiento, es uno de los invitados a la XII versión del Congreso Católicos y Vida Pública, que se realizará el próximo miércoles 31 de mayo en la Universidad Santo Tomás Santiago.

El año 2005 la Universidad Santo Tomás, con el apoyo del Arzobispado de Santiago y con la bendición especial del entonces Cardenal Joseph Ratzinger, inició los Congresos Iberoamericanos “Católicos y Vida Pública”, encuentros con los que se busca reflexionar sobre la dimensión social del cristianismo e impulsar el compromiso con la vida pública, desde los valores del Evangelio.

Este año 2017 la UST Santiago se prepara para la XII versión del evento, que se realizará el miércoles 31 de mayo en el Aula Magna de la institución, y que contará con la presencia de destacados católicos del mundo político, económico, social y artístico.

Juan Manuel Cotelo en el Congreso Católicos y Vida Pública

Entre los principales exponentes se encuentra Juan Manuel Cotelo, quien desde el 2008 dirige Infinito + 1, productora de los largometrajes “La última cima” (2010), “Tierra de María” (2013) y “Footprints” (2016), siendo cada uno de ellos el documental más visto del año en salas de cine de España, y estrenándose en un total de 27 países.

Cotelo, quien presentará su conferencia “El paso del 2D al 3D”, cuenta que su motivación para hacer estas películas fue “la obediencia a la voluntad de Dios, que se me fue mostrando de modos cada vez más claros para que dejase de dudar, para que saliera de un cristianismo cómodo y encerrado”. En palabras de Juan Manuel Cotelo, los cristianos manejan la teoría, pero “nos falta vivir, en la práctica, gozando de la presencia de Dios en nuestra alma. Ésa es la motivación: contar a todo el mundo que ninguna persona está nunca sola, sino que todos somos deseados, acompañados y perdonados incondicionalmente por nuestro Padre y Creador”.

¿Cómo explica que estas películas hayan estado en cartelera tanto tiempo, siendo que tratan directamente temáticas de fe?

La pregunta debería ser inversa: ¿por qué piensa usted que el hecho de tratar sobre la fe es un impedimento? Creo que esa duda surge del complejo de pensar que la fe es para personas especiales, para un público específico, minoritario… pero ese prejuicio es completamente falso. Dios es Padre de todos, sin excepción. Su amor es el remedio perfecto para el corazón de cualquier persona, no de muchos, ni de casi todos. Entonces… ¿dónde está el problema? En los prejuicios, no en la realidad del ser humano.

«Dios es Padre de todos, sin excepción. Su amor es el remedio perfecto para el corazón de cualquier persona, no de muchos, ni de casi todos».

Nosotros no nos extrañamos que haya tantas personas en todo el mundo que sigan, hoy, queriendo beber de la única agua que salta hasta la vida eterna. No nos extrañamos de la atracción que Jesucristo sigue despertando en cualquier persona, sobre todo entre quienes no le han conocido nunca. «Jamás nadie habló como este hombre», dijeron unos soldados que iban a prenderlo, pero le escucharon y sus prejuicios quedaron derruidos. Eso sigue sucediendo hoy. Lo extraño sería que el hombre ya no necesitase a Dios y que la presencia de Jesús entre nosotros ya no fuera imprescindible. Pero eso no ha sucedido ni sucederá nunca.

¿Cuál cree que ha de ser nuestra voz en la sociedad, según reza el lema del XII Congreso de Católicos y Vida Pública, en el que usted participará como invitado internacional?

Nuestra voz ha de ser la voz de Jesús. Él sigue buscando apóstoles, a través de los cuales Él pueda servir a cualquier persona. Nuestra voz ha de ser dulce, amable. Nunca hiriente, nunca amarga, nunca dura. Nuestra voz ha de ser alta y clara… para que todos la oigan. No debemos cerrar los labios ni hablar con la puerta cerrada a los que ya están dentro de la Iglesia. La voz de Jesús ha de llegar, con toda su amabilidad, a través de nuestra boca, a los más pecadores. Hemos de ir a su casa y sentarnos a comer con ellos, sin ninguna intención de juzgarles. Hemos de servirles, hemos de curar sus heridas, hemos de lavar sus pies, así como Jesús nos sirve a nosotros, cura nuestras heridas y nos lava.

¿Cuál es el aporte de estos Congresos a la reflexión actual del católico en la sociedad?

Confío en que la finalidad sea exclusivamente evangelizadora, permitiendo que el Espíritu Santo sea el protagonista central del Congreso. Si le dejamos actuar, ninguna iniciativa queda sin fruto.

Finalmente, ¿con qué sensación le gustaría que los presentes se fueran luego escuchar su charla?

Con alegría, con esperanza, con paz, con ilusión, con el fuego del Espíritu Santo. Es Él quien enciende los corazones.