En el marco de la 8° Feria de la Ciencia y la Tecnología

Estudiantes de la escuela agroecológica de Pichil lanzaron bombas de semillas a la naturaleza

Alumnos de cuarto y sexto básico de la escuela rural de Pichil participaron de un taller de bombas de semillas impartido por dos educadores ambientales del Parque Metropolitano. La técnica consiste en el sembrado natural elaborada a base de tierra, arcilla, fertilizantes naturales más las especies nativas seleccionadas.

Son las 10 de la mañana y en la Escuela Básica de la localidad de Pichil, en Osorno, la mayoría de las aulas están vacías. Hoy, a los estudiantes de sexto básico les toca matemáticas. Se ponen sus botas para la lluvia, impermeable, toman una pala, rastrillo y carretilla y se dirigen al patio trasero del establecimiento, también llamada la zona agroecológica, un gran terreno que colinda con un bosque nativo donde hay dos invernaderos, huertos, criadero de gallinas y de conejos.

“Aquí los niños pueden sumar, dividir y multiplicar, resuelven problemas, aplican estadísticas, todo lo que nos pide el currículum, pero lo relacionamos con el entorno, con la naturaleza y el medioambiente”, señala la directora del establecimiento, Sandra Valderas, quien acompaña a los alumnos.

Con 155 estudiantes de Prekinder a Octavo Básico, la Escuela Rural de Pichil, ubicada en la ruta U-55 (a Puerto Octay) en la comuna de Osorno, desde 2017 sustenta su proyecto educativo en un modelo agroecológico que busca rescatar y recuperar las tradiciones de los pueblos originarios y de las familias del sector rural, a través de la vinculación de las asignaturas del Plan de Estudio con el entorno, el cuidado del medioambiente y prácticas ecológicas. De esta manera, la escuela mezcla clases expositivas en aula con actividades de contacto con la naturaleza y talleres de lengua indígena, agrícola, pecuario, sistema de riego, huerto escolar y de crianza de aves.

“La idea es reforzar el aprendizaje que se comienza en el aula. Nosotros utilizamos la zona agroecológica como recurso didáctico y hemos tenido muy buenos resultados. Además de las competencias técnicas, hemos desarrollado una serie de habilidades blandas en los alumnos”, expresa Rocío González, Ingeniera Agrícola y profesora de la escuela.

Taller de bombas de semillas

Alrededor de las 12:00 horas, en la zona agroecológica los alumnos de cuarto y sexto básico se preparan para lanzar unas bombas de semillas, las que previamente fueron elaboradas con la asesoría de dos educadores ambientales del Parque Metropolitano.

El taller “Bombas de Semillas”, fue organizado por la Universidad Santo Tomás, como parte de las actividades de la tercera jornada de la 8° Feria de la Ciencia y la Tecnología, consistente en una técnica de sembrado natural elaborada a base de tierra, arcilla, fertilizantes naturales más las especies de semillas seleccionadas. Con esta mezcla, las bombas estarán listas para germinar donde sean lanzadas, teniendo como precaución que no les falta agua ni luz.

Joseline Hipp, coordinadora de la Feria de la Ciencia y Tecnología UST, explicó que

“como la idea es facilitar el encuentro de los y las científicas con estudiantes, este año se decidió llevar a los expositores a los colegios a realizar talleres y charlas científicas, precisamente para profundizar sobre la importancia que hoy tiene el área de la ciencia en la sociedad y el mundo”.

Por su parte, Pablo Díaz, uno de los realizadores del taller señaló que se trata de «una técnica descubierta por el agricultor japonés Masanobu Fukuokae donde se encapsulan semillas con tierra vegetal y arcilla, y de esta forma, luego los niños las pueden lanzar al aire libre, en un sistema de reforestación, volver a lo natural, porque se hace con tierra de desechos orgánicos, con tierra de compost y se seleccionan semillas principalmente de árboles nativos”, expresó

La actividad consistió en dos partes: una teórica donde los estudiantes aprendieron aspectos básicos de reforestación y otra práctica en la que los estudiantes elaboraron sus cápsulas y luego las lanzaron en la naturaleza.

“A través de este trabajo los niños pueden desarrollar motricidad fina, el trabajo en equipo, colaboración, compañerismo y, asimismo, pueden comprender que la diversidad en la naturaleza se autorregula y enriquece”. En esta oportunidad, los estudiantes trabajaron con semillas de pasto y del árbol nativo llamado Tara, de la familia de las leguminosas, que alcanza aproximadamente 12 metros de altura.