Panorama y futuro hídrico

Región de Coquimbo: la importancia de cuidar el agua para una agricultura sustentable y sostenible en el tiempo

Recientemente, la lluvia cayó con fuerza y la zona volvió a ver embalses llenos y prados verdes. Sin embargo, la sequía sigue como el enemigo silencioso de una región, que a juicio de Leonardo Pons, Jefe de carrera de Técnico Agrícola del CFT Santo Tomás La Serena, tiene mucho por hacer en materia de producción y cuidado del vital elemento.

En materia hídrica, hoy la región de Coquimbo podría perfectamente recibir el apodo de “la zona de los extremos”, o la de “precipitaciones inciertas”.

Luego de cerca de 10 años de sequía y de silencioso avance del desierto, en los dos últimos años la lluvia cayó en forma de diluvio, resumiendo en pocas horas los estándares pluviométricos de todo un año; hecho que causó estragos en una zona poco acostumbrada y preparada para recibir de visita a los temporales.

De esta forma, hoy las penosas postales de año, con embalses secos y alta mortandad de ganado caprino, han dado paso a verdor en cerros, campos y a represas, en su mayoría, al máximo de su capacidad, haciendo que el futuro hídrico y agropecuario se quite por un tiempo el velo de oscuridad que tiñó todos los pronósticos delineados hace un par de calendarios.

Entonces, ¿qué viene ahora para la región? ¿Se acabó, en definitiva, la sequía? ¿Los productores agrícolas ya pueden cantar victoria a los cuatro vientos?

La respuesta a estas interrogantes está en manos de los expertos, como es el caso del Jefe de la carrera de Técnico Agrícola y Director del Área de Ciencias Naturales del Centro de Formación Técnica Santo Tomás de La Serena, Leonardo Pons Cabezas, quien es Magíster en Gestión Ambiental (e).

“(…) todos los actores del mundo agrícola tienen súper claro que el calentamiento global, que el actual presidente de Estados Unidos insiste en negar, llegó para quedarse y de forma muy rápida. Además, todos los estudios indica que el desierto de Atacama avanzará hasta la frontera de la región Metropolitana, e incluso más allá, por lo que nuestra región será una zona desértica”. Leonardo Pons.

Cuidar el futuro hídrico

En primer término, el académico indica que la situación de hídrica la región es promisoria, considerando el nivel de los embalses regionales, incluyendo los de Atacama, “faltando que llegue al 100% el embalse La Paloma, en la provincia del Limarí, represa de una cantidad inmensa, del orden de los 750 millones de metros cúbicos, y que probablemente se encuentra entre el 60% y 70% de su capacidad”.

Asimismo, añade, los futuros deshielos aportarán para que el embalse alcance el máximo de su cuota, “hecho que permitirá, con la actual regulación que tienen los regantes, asegurar el riego por unas cuatro temporadas, en consideración a un cero por ciento de precipitaciones”, afirma.

Sobre los últimos 10 años de sequía, el docente señala que dejó muchos aprendizajes, y además, la necesidad de adoptar una visión de largo plazo para el tema: “todos los actores del mundo agrícola tienen súper claro que el calentamiento global, que el actual presidente de Estados Unidos insiste en negar, llegó para quedarse y de forma muy rápida. Además, todos los estudios indica que el desierto de Atacama avanzará hasta la frontera de la región Metropolitana, e incluso más allá, por lo que nuestra región será una zona desértica”.

A razón de los anterior, el cuidado del agua se tornará fundamental, y el experto utiliza un dicho popular para explicar la actitud generalizada frente al tema: una golondrina no hace verano, “a pesar de que estas últimas precipitaciones han sido muy buenas para la región, no es menos cierto de que ocurrieron de forma abundante en periodos muy cortos de tiempo, por lo tanto, aún cuando tenemos una gran cantidad de agua embalsada, ello no significa que debemos trabajar en los mismos cultivos de hace un tiempo con la misma ineficiencia de riego que teníamos”.

Por ello, continúa, aún queda mucho por avanzar, pues la región todavía presenta la necesidad de sistemas de encauzamiento y conducción del agua, y en términos de canales y riego tecnificado; “y para nuestros Técnicos Agrícolas esto representa un ámbito de trabajo súper importante”.

Asimismo, el docente resalta un aspecto no menor en materia de explotación del recurso hídrico: el aumento de la densidad poblacional de la conurbación La Serena –Coquimbo, una zona de alto interés para diversas familias que desean vivir acá, “donde se aprecia una alta presión en la demanda de agua potable, y también una presión en el tema agrícola para generar alimentación para todas estas nuevas personas. Por ello se debe cuidar el recurso para estas dos esferas: consumo humano y agricultura, esta última el principal rubro que utiliza este vital recurso, y no así la minería, como es lo común que se piensa”.

“Vienen y han venido en innumerables ocasiones y a lo largo de varios años delegaciones de Israel para hablarnos del buen uso del recurso, ¡y resulta que seguimos haciendo lo mismo desde hace 30 a 40 años! Por ello, al apreciar nuestra situación, ellos siempre afirman que no tenemos sequía, y por el contrario, lo que existe es un mal uso del recurso hídrico”. Leonardo Pons.

Leonardo Pons en su oficina.

Leonardo Pons, Jefe de carrera Técnico Agrícola, CFT Santo Tomás de La Serena.

Educación ambiental

¿Qué lección se pueden aprender del lamentable estado que produjo la sequía en la región? Leonardo Pons no duda en señalar que debe instalarse fuertemente la educación ambiental y el uso eficiente del agua en toda la sociedad: “hoy la educación en cuanto al buen uso de los recursos es muy deficitaria en nuestra población; por ello a nuestros estudiantes se les enfatiza este aspecto para que adviertan que son actores fundamentales en materia de incentivar, en los lugares donde trabajarán, del buen uso de los recursos”.

“Hoy en día perdemos agua en un sinnúmero de actividades”, resalta, y reitera que luego de atravesar por la citada sequía se continuaba botando el agua a través del emisario submarino de La Serena, sin ningún tipo de tratamiento. “Vienen y han venido en innumerables ocasiones y a lo largo de varios años delegaciones de Israel para hablarnos del buen uso del recurso, ¡y resulta que seguimos haciendo lo mismo desde hace 30 a 40 años!”, subraya, recordando que cuando los israelitas nos visitan “siempre afirman que no tenemos sequía, y por el contrario, lo que existe es un mal uso del recurso hídrico. A ellos no se les pasaría por la mente desperdiciar las cantidades enormes del recurso mediante las aguas servidas, tal como ocurre en nuestra realidad”.

“Aunque suena a cliché, la educación es fundamental respecto a este tema”, reitera, “pues si continuamos dándonos duchas de 15 a 30 minutos, seguimos regando con agua potable prados y canchas a nivel Dios en una zona que es semi-desértica, aún forestamos plazas y áreas verdes con especies que no son nuestras, y no nos preocupamos de reutilizar las aguas servidas y aguas grises… Sin duda, debemos repensar lo que estamos haciendo en el tema del agua, para mediante el ejemplo, enseñar a las nuevas generaciones”, destaca.

“(…) nuestra región sigue teniendo estos baluartes de recursos naturales: tenemos tierra, tenemos nuevamente agua, y tenemos clima; sol, temperatura; y por ello todavía hay camino por recorrer y continuar aportando a uno de los sectores productivos importantes de la zona (…)”. Leonardo Pons.

Productos a priorizar y valor agregado

Tirando líneas al futuro, el experto afirma que también, además de un cambio definitivo en cuanto a la mirada que tenemos sobre la trascendencia del agua, se deben priorizar algunos productos sobre otros en materia agrícola, “aún cuando Chile es un país libre para que cada privado trabaje lo que desee en su tierra, pero la lección aprendida ha demostrado que cultivos con alta demanda de agua no debiesen ser priorizados”.

¿Qué tipo de cultivos? El granado, el olivo, la tuna, la higuera y el almendro, “que son frutales de bajo requerimiento hídrico y que tienen muy buena aceptación en el mercado internacional”, destaca. Sin embargo, continúa, el palto otro producto de alta explotación en la zona, consume mucha agua, “el llamado <oro verde> de los frutales porque alcanza muy buenos precios, a nivel local e internacional, requiere mucha agua porque proviene de una zona sub-tropical, sin embargo, existen diversos estudios que han demostrado que se puede trabajar con riego deficitario, es decir, con bajas cantidades de agua, cuidando el recurso y con técnicas agronómicas adecuadas se pueden obtener los mismos rendimientos”, explica.

En este sentido, el añadir valor agregado también es un factor elemental para la renovación de la producción agrícola regional, sostiene, “y la innovación cobra relevancia para una zona que también se caracteriza por sus hortalizas, como la lechuga, apio, papa y etc. Pero aún existen temas pendientes, como ir hacia hortalizas de tercera y cuarta gama, dándoles un valor especial en términos de embalaje, por ej.; como sí ocurre con la producción de frutos secos, muy apetecida en mercados internacionales”.

Para lo anterior, la agricultura siempre va a necesitar de técnicos y nuevos profesionales en el área, hecho que no ha ido de la mano con la actualización de la industria, menciona el profesor, debido a que gran parte de las empresas privadas del agro no pagan lo que debiese obtener un profesional del área bien preparado, “que son muy necesarios para seguir profesionalizando la actividad, porque los mercados lo exigen, y porque hoy no es posible pensar que en el campo no existan personas preparadas para manejar agroquímicos o para que colaboren para una producción agrícola sustentable”.

En definitiva, enfatiza el académico, el futuro de la región se avizora positivo, “pero aún queda mucho por hacer”, reitera, y destaca que “nuestra región sigue teniendo estos baluartes de recursos naturales: tenemos tierra, tenemos nuevamente agua, y tenemos clima; sol, temperatura; y por ello todavía hay camino por recorrer y continuar aportando a uno de los sectores productivos importantes de la zona, considerando que la agricultura siempre demanda mano de obra, es decir, da trabajo, pensando siempre en términos de exportación, ya que el mercado nacional es muy pequeño y por ello somos un país exportador en la materia”.