Rectora de Santo Tomás Sede Arica: “Estamos construyendo con educación, inteligencia y pasión una mejor Sociedad, más justa y equitativa”

En el marco del Día Internacional de la Mujer, Ansonia Lillo Tor hace un repaso de su propia historia laboral en un área orientada al mundo masculino, y de cómo a través de su gestión ha podido contribuir al desarrollo de la región de Arica y Parinacota.

La Ingeniera Civil, Doctora en Administración y Rectora de las Instituciones Santo Tomás Sede Arica, con más de 33 de años de trayectoria laboral, participante activa de la Asociación de Académicas sin Fronteras, la Asociación Internacional de Mujeres Profesionales y de Negocios, así también como del Rotary Internacional Club Chinchorro, cuenta cómo ha aportado para lograr la igualdad de género desde sus cargos, primero como Gerente de Operaciones de Metalúrgica Tarapacá en Iquique, desarrollándose en importantes proyectos mineros como Collahuasi, Quebrada Blanca y Cerro Colorado, y también desde la Academia, donde a partir del año 2006 se ha desempeñado como Rectora de la Universidad Santo Tomás, del Instituto Profesional y del Centro de Formación Técnica, cargo en el que permanece hoy en día y desde el cual comenta “Estamos construyendo con educación, inteligencia y pasión una mejor sociedad, más justa y equitativa”.

¿Cómo fueron sus inicios en un área donde no era habitual ver a mujeres realizando trabajos que socialmente eran pensados sólo para hombres?

La Ingeniería en Chile ha estado básicamente orientada a un mundo masculino, pero desde la primera Ingeniera chilena, Justicia Acuña (1913), se abrió un campo en el que el aporte de la mujer con una visión integral y holística ha sido fundamental en el desarrollo y crecimiento del país. En particular, mi aporte ha sido en el área de la metalurgia y la minería por casi 15 años, donde siendo pionera en muchas áreas, tuve la oportunidad de tener a mi cargo personas que fueron muy colaboradoras con mi gestión, y gocé más bien una discriminación positiva. Por mi rol tuve acceso a generar instancias en las que pude dar oportunidades a otras mujeres también, para que pudieran crecer desde el área laboral. Hoy en día, sin duda hay una mayor inserción de mujeres en la metalurgia y la minería.

¿Siente que el área de la minería y el área de la educación son similares, en cuanto al machismo laboral que todavía existe en nuestro país?

Yo diría básicamente que no, porque el mundo de la minería es más sacrificado, con jornadas más exigentes, de mayor riesgo laboral con altas urgencias. Por lo tanto, abordar la educación superior, me pareció un sector más bien amable, dentro de la economía y de la sociedad. Sin embargo, el llegar a la rectoría de Instituciones de Educación Superior ha significado un mayor desafío, porque en las aulas se está formando a profesionales que serán la base de la futura Sociedad, quienes además deberán ser personas íntegras. En Santo Tomás casi el 60% del estudiantado son mujeres, por lo tanto, su formación adquiere una mayor importancia para mí, porque serán agentes de cambio con una mirada de respeto, de equidad, de integración e inclusión.

¿Se considera feminista?

Si consideramos que ser feminista es buscar igualdad de oportunidades, generar discriminaciones positivas en las áreas en que existen brechas de desigualdad, y de alguna manera evitar la segregaciones que existen en las mujeres, fomentar el respeto entre los seres humanos… entonces sí me considero feminista.

¿De qué forma ha podido integrar este principio feminista en su rol como rectora de Santo Tomás?

A través de mi trayectoria he podido dar oportunidades y acompañar a las mujeres en este proceso de desarrollarse profesionalmente, también dándoles la oportunidad de que puedan formar una familia, que es fundamental para que esta sociedad tenga una buena base, y lograr ese equilibrio. Pienso que es un desafío que tenemos las personas con poder de decisión.

 

En Santo Tomás hay más mujeres que hombres desempeñándose en diversos cargos… ¿Se ha sentido cuestionada por eso?

Siempre hay un cuestionamiento si inclinas la balanza para uno u otro lado. Hay miradas que te observan en forma crítica. Yo creo que no ha sido fácil, tampoco congeniar con tantas profesionales potentes, con sus propias características y con sus singularidades, y que entre nosotras aprendamos también a ser generosas, a darnos una oportunidad. Ha sido un aprendizaje conjunto, yo creo que podemos ser hasta un modelo de gestión, en el cual con diversas profesionales, caracteres y orígenes, hemos sido capaces de alinearnos, y trabajar por un proyecto en común.

Desde su experiencia, ¿Cuál es la forma de poder desarrollarse profesionalmente sin dejar de lado la familia?

Hay que buscar un equilibro, se debe buscar un desarrollo personal para lograr ser buenas profesionales. Si una persona no está de alguna manera equilibrada, con un proyecto de vida ecuánime, es difícil que pueda lograr esa satisfacción. Normalmente, nosotras las mujeres pasamos por un ciclo más complejo que los hombres, sobre todo en el proceso de maternidad. Ese sentimiento de culpa… es difícil lidiar con la “doble presencia” no teniendo una flexibilidad laboral. Hoy día todavía hay brechas en nuestra legislación laboral que no permite que la mujer tenga esa tranquilidad de desarrollar su trabajo y desarrollar su familia a la vez.

Finalmente, ¿Cuál es el mensaje para las mujeres que hoy luchan por sus derecho?

Es importante como mujeres saber que hemos recorrido un camino, que estamos mejor que hace 100 años, que hace 50 años, que hace 10 años y que hace 5 años; pero todavía hay mucho camino por recorrer. Creo que la solidaridad entre mujeres es fundamental, la sororidad, no es una lucha contra los hombres, es una lucha como sociedad, en que tengamos igualdad de oportunidades, que sea una sociedad en que la violencia sea desterrada. Hoy en día existe, y grandes indicadores nos dicen que todavía hay violencia, entonces el mensaje sería a estar alertas, a superarnos y apoyarnos entre nosotras… “Un día no basta”.