Como profesional el nutricionista debe educar, asesorar y aconsejar

Obesidad y Cirugía: El papel del nutricionista en el antes y después

Aprender a comer bien, saber elegir los alimentos adecuados y cambiar el estilo de vida se ha convertido hoy por hoy en una exigencia para las personas que diariamente luchan incansablemente por conseguir una figura perfecta. Sin embargo, la decisión de estar más saludable puede convertirse en algo peligroso si no se cuenta con apoyo profesional que siga paso a paso los cambios que se pretenden lograr.

Unos de los tratamientos más populares para combatir la obesidad es la cirugía, ya que es uno de los métodos más efectivos para mejorar la calidad de vida de las personas que padecen esta enfermedad crónica. A pesar de que la cirugía es una de las opciones más seguras para estabilizar la salud, recurrir a una operación debe ser una decisión bien pensada, pues implica cambios bastante drásticos en el estilo de vida.

El primer paso es determinar quién necesita perder peso, pues aquellos que se identifican como candidatos deben cumplir con un protocolo para someterse al tratamiento. Por lo tanto, determinar las expectativas de pérdida de peso, considerar los ajustes en el estilo de vida y establecer metas realistas basadas en la voluntad de la persona para cambiar son parte de los desafíos que debe asumir el paciente. De esta manera, el paciente tendrá consciencia del riesgo, los beneficios y su papel durante el procedimiento.

La experta Alejandra Sánchez Quiroz, Jefa de la carrera de Nutrición y Dietética de la Universidad Santo Tomás explica que, dentro del equipo médico el nutricionista es punto clave para alcanzar el equilibrio nutricional ideal que busca el paciente. El profesional parte de una evaluación previa y una dieta de tres meses antes y hasta un año después luego de la operación.

¿Por qué se debe acudir a un nutricionista antes y después de una intervención?

Un nutricionista es un experto en salud y nutrición. El rol que ejerce el nutricionista antes y después de una cirugía juega un papel esencial, dado que como profesional debe educar, asesorar y aconsejar al paciente en términos de nutrición una vez que éste decide someterse a una cirugía.

¿Qué tipo de evaluación realiza el nutricionista en el tratamiento?

Actualmente existe un protocolo de intervención para cada uno de los integrantes del equipo médico, la cual consiste en controles mensuales, evaluación nutricional y la prescripción dietoterapeutica del régimen alimenticio, además de su evolución. El papel fundamental es evitar carencias nutricionales e intolerancias digestivas. Por ello, es muy importante tener un conocimiento recabado en las técnicas bariátricas utilizadas en la actualidad y el trabajo interdisciplinario.

¿Cuáles son los desafíos actuales de esta especialidad contra la obesidad?

Como profesional en el área, es importante ser conscientes y éticos frente a la real necesidad que presenta un paciente para ser sometido a este tipo de intervención. No debemos perder el  trabajo permanente y en equipo para el acompañamiento del paciente antes, durante y después de la intervención.

Lo más importante del proceso de cambio, es lograr que la reducción del peso establecido para un paciente, se mantenga a largo plazo y que el paciente valore la suplementación indicada en algunos casos, para evitar déficit nutricional a futuro.

En líneas generales, ¿Qué estamos haciendo mal actualmente con nuestra alimentación y que nos lleva a querer realizar este tipo de intervenciones?

Es por todos conocidos, el actual perfil epidemiológico nacional. El consumo de alimentos altos en calorías, grasas saturadas y azúcares, además de la falta de actividad física, ha llevado a la población a padecer de obesidad y a sufrir de enfermedades asociadas a ésta como la diabetes, hipertensión arterial, dislipidemias y también en la actualidad, resistencia a la insulina. Y esto, no tan sólo en población adulta, sino que también en población juvenil.

Si la persona no cumple con los cambios nutricionales necesarios, la intervención resulta a largo plazo un fracaso. Aquí lo esencial, es pasar a un estilo de vida saludable, ya que si bien la intervención permite una reducción de lo que se come, es importante que el paciente tome conciencia de la calidad y cantidad de comida. Por ello, antes de optar a una intervención se deben agotar todas las posibilidades, en manos de un equipo multidisciplinario, para poder entregar una solución individual y con responsabilidades compartidas.