El ciclo de charlas organizado por la Escuela de Educación Diferencial y programas de Postgrado de la UST, sumó dos presentaciones a cargo de Luz Jara Mödinger y Carmen Gloria Rivas Osses, académicas y directoras de la Dirección de Investigación y Postgrado, respectivamente.

“La iniciativa parte como una necesidad de aportar a nuestra comunidad y a los distintos profesionales del ámbito educativo, abordando temáticas que siempre es necesario compartir, y hoy más que nunca en este contexto de pandemia y esta nueva virtualidad de los procesos educativos”, contó Luz Jara Mödinger, Directora del Magíster en Gestión de la Educación Inclusiva UST.

“Neurociencia”, fue el nombre de la charla presentada por Carmen Gloria Rivas Osses, coordinadora de Postítulo de Discapacidad Intelectual con Enfoque Inclusivo. En la ocasión, la académica analizó el concepto de neurociencia como una disciplina de estudio y su relación estrecha con el sistema nervioso, además de la organización de este en la estructura cerebral del ser humano.

“La neurociencia es una disciplina inter, multi y transdisciplinaria. Entonces, hablar de neuroeducación es tan importante en estos tiempos, más para nosotros los profesores porque es cuando estamos hablando de esta trilogía en la intersección de la psicología educativa en las conductas del entorno, la neurociencia con la función cerebral; y la pedagogía con los procesos de aprendizaje. La intersección de estas tres nos permite hablar de Neuroeducación”, expresó la docente.

Rivas, contó cómo funciona la masa cerebral y cómo se van formando las redes neuronales que se requieren para el aprendizaje, pieza clave constituida principalmente por dos estructuras: el tronco encefálico, médula espinal y la neurona como actriz principal de toda la masa cerebral y que tiene la función de organizar, coordinar y gobernar las labores que el cuerpo humano lleva a cabo, transformándose en una especie de red interna que abarca todo el cuerpo.

 Diversidad y educación

“Lo expuesto da cuenta de la riqueza de la neurociencia aplicada a la educación, lo que nos permite un mejor conocimiento del cerebro, la mente y el cuerpo, y cómo estos en conjunto operan para comprender el acto de enseñar y el acto de aprender”, comentó, Luz Jara Mödinger, Directora del Magíster en Gestión de la Educación Inclusiva UST.

Durante su presentación, la académica profundizó sobre las funciones de supervivencia y trascendencia que cumple el cerebro, lo que implica satisfacer necesidades mucho más complejas y elevadas como, por ejemplo, el tener necesidades culturales, personales, sociales y morales, aspectos claves que ayudan al ser humano a cumplir las metas de vida.

“El aprendizaje es y debe ser el mejor camino para lograr esta trascendencia, de ahí la gran importancia que tiene la familia y los educadores en la formación de los/as niños/as, jóvenes y adultos. El ser humano como persona es un ser complejo, dotado de cuerpo y alma, formado por distintas dimensiones, con su propia intimidad, con capacidad de razonar, de sentir y emocionar, que le brinda libertad en su camino hacia la autorrealización; todas estas características de ser persona y las propias experiencias vividas desde el vientre materno, nos hacen únicos, singulares e irrepetibles” explicó Jara.

Desde este fundamento, la académica agregó que cada persona es diferente, y que esta diversidad es inherente a todo ser humano, lo que lleva a reflexionar que cada individuo es, en parte por la genética y por el medio ambiente, teniendo este último gran peso en la construcción de lo que somos. Además, en base a experiencias, creencias, cultura, aprendizajes y vínculos, el ser humano va enriqueciendo sus conexiones neuronales e incluso transformando el cerebro, y que, gracias a su maravillosa plasticidad, lleva a asegurar aprendizaje.

En cuanto al proceso de la educación inclusiva, añadió que ésta no solo va orientada a los estudiantes en situación de discapacidad o a aquellos niños y niñas que tienen un diagnóstico de necesidades educativas especiales, que, sin duda, van a necesitar mayor apoyo para enfrentar distintas barreras en el aprendizaje, sino que se refiere a responder a la diversidad de todos los estudiantes.

“Brindar el derecho a una educación de calidad a todos, dar la oportunidad de educarse, acceder a ella y participar del proceso formativo con equidad y alcanzar los objetivos de aprendizajes orientados al saber, hacer, ser y convivir; permitiendo que los/as estudiantes puedan constituirse en personas integrales, en sinergia con otros y un todo”, señaló.