Factores que influyen en el proceso de adaptación del estudiante son clave para una vida universitaria exitosa

Decirle adiós al colegio y matricularse en una universidad es uno de los hitos más importantes en la vida de una persona. Es la etapa en la que no solo se asumen responsabilidades en el ámbito académico, sino también en el que se vive un proceso de adaptación y madurez como individuo autónomo.

A diferencia de la vida escolar, ser universitario implica retos, esfuerzo, constancia y cambios en muchos aspectos de la vida. De hecho, acostumbrarse a este escenario es fundamental para que la transición de una etapa a otra sea lo más fácil y exitosa posible.

Sabiendo que para muchos se trata de un cambio importante, el académico y director de la Escuela de Psicología de la Universidad Santo Tomás sede Concepción, Rodolfo Álvarez, planteó que adoptar una actitud perseverante y tener paciencia sobre los procesos que se viven en esta nueva etapa, son claves para iniciar la adultez y la universidad con éxito.

“La nueva generación busca cambios más rápidos y que todo sea inmediato, cuando no se obtiene lo deseado en el momento la mayoría desecha la experiencia. Por eso comienzan a ocurrir cambios de carrera, cambio de institución que podría entonces transformarse en una forma de vivir”.

Entre las recomendaciones más concretas, el académico aconseja que el estudiante debe estar lo más consciente posible de que esto es un proceso en el que las cosas no se dan inmediatamente, pues el riesgo que corre es que experimento un cambio y que no se concrete a corto tiempo la meta principal.

De esta manera, el experto aseguró que la adaptación tiene que ver con los tiempos que el estudiante está dispuesto a esperar para ver cambios en su entorno, esto incluye desde hacer amigos hasta tomar la iniciativa para participar en clases.

No frustrarse rápidamente, ponerle empeño a los estudios y dejar que el tiempo transcurra favorecerá el proceso que está viviendo como universitario”. Para el psicólogo, la clave en lograr adaptarse está en la determinación de tener una meta clara y mantener la motivación para aprender, interactuar y ordenarse en sus estudios.

Desafíos de la vida universitaria

Sin duda, la educación superior como un proceso de formación permanente, hace que los estudiantes estén más vinculados a un aprendizaje continuo. En esta perspectiva, se puede decir que la adaptación a nuevos modelos pedagógicos promueve en el estudiante la construcción e innovación de nuevos saberes.

Al respecto, Jacqueline Salgado, Directora del Centro de Aprendizaje de Santo Tomás sede Concepción, comentó que el aprendizaje en sí es un fenómeno de motivación, por lo tanto, todos los factores que estén relacionados con las expectativas y el nivel de estrés del estudiante van a influenciar a la hora de absorber el nuevo aprendizaje.

A pesar de ser un contexto complejo, Salgado recalcó que el estudiante deja de pasar un proceso mediado donde hay más mecanismos de dependencia a un mundo más independiente. La presencia de los padres en esta transición académica es vital, ya que es una fuente de apoyo activa con el que va a poder contar el estudiante durante su nuevo proyecto de vida.

Por otra parte, insistió que el rol del docente como facilitador también es clave en el proceso, dado que tiene que establecer criterios en la aplicación de estrategias que permitan el desarrollo integral del alumno.

“Un buen docente es un mecanismo de motivación en la sala de clases, muchos son inspiradores, por lo tanto deben asumir que tienen un rol transformador en el proceso de formación”.

La importancia de una buena gestión del tiempo

Según Jacqueline Salgado, otro de los factores que cambia en el proceso de transición es la disposición que tiene el estudiante de organizar su tiempo. Si bien, la organización del tiempo con la que dispone es responsabilidad del mismo estudiante, es fundamental aprender a estructurar su uso tomando en consideración la jerarquización de las actividades que va a desarrollar durante la carrera.

(…)“Como sucede con cualquier experiencia, lo que marca la diferencia en la vida de un ser humano es la actitud. Si tenemos un estudiante con una actitud de descubrimiento, de querer aprender, con altas expectativas y que esté convencido que este paso es parte de su proyecto de vida claramente vamos a tener las condiciones neurobiológicas para que el estudiante aprenda”.

A diferencia del estudiante que asume positivamente el cambio, la directora aclara que no se puede desconocer la realidad de aquel que se siente obligado a estudiar una carrera que no le gusta porque vocacionalmente  tiene otras expectativas.

Para encarar este reto, la directora hizo hincapié que es importante contar con el apoyo de profesionales que sirvan de guía. “Nuestro compromiso y tarea en Santo Tomás es generar los mecanismos de apoyo académico para que este estudiante entre en el radio de acción de la institución”.

En este sentido, informó que el centro de aprendizaje cuenta con un coach académico que interviene para que los estudiantes puedan exprimir sus potencialidades al máximo. Es así como el planificar el tiempo, jerarquizar actividades, incrementar la capacidad de descubrimiento y ser autocrítico se convierten en las primeras herramientas del estudiante en su proceso de aprendizaje.

Por último, la académica manifestó que la verdadera educación ha ser proactiva y que para generar agentes de cambio se requieren estudiantes responsables que se hagan cargo de sus tiempos, que den lo mejor de sí en la sala de clase y sean activos. “Todo es motivacional finalmente, el sentirse parte de un lugar es un factor primitivo de todos los seres humanos por esta razón en Santo Tomás hacemos que nuestros estudiantes se sientan escuchados, respetados y valorados”.