Durante CINNA 2016

Dr. Ángel Gil: “El ambiente es el gran objetivo de la población humana para prevenir la obesidad”

El presidente de la Fundación Iberoamericana de Nutrición (FINUT) fue quien inició el III Congreso Iberoamericano de Salud Integra. Durante su ponencia aseguró que la prevalencia creciente de la obesidad infantil se debe a los cambios sociales.

 

“La causa de la obesidad es la interacción del medioambiente con la susceptibilidad genética”, señaló Ángel Gil, catedrático de Bioquímica y Biología Molecular al consultarle por las variantes intervinientes en las causas de la obesidad durante su ponencia en la jornada inaugural del “III Congreso Iberoamericano de Salud Integral: nutrición en el niño, adolescente y adulto”. El encuentro fue organizado por la Universidad Santo Tomás, en conjunto con la Universidad de Granada, y tuvo por finalidad promover la difusión del conocimiento y dar a conocer los últimos avances y descubrimientos en materia de prevención de la obesidad, su prevalencia desde la genética, la lactancia materna y estilos de vida saludable, entre otras líneas de investigación.

El académico fue el encargado de dar inicio al Congreso a través de su conferencia orientada a exponer los nuevos descubrimientos en genética y su influencia en el desarrollo de la obesidad.

Según el académico, cuantitativamente la susceptibilidad genética es del orden de 40% al 70%, mientras que la interacción con el entorno es del 30%. Sin embargo, explicó Gil, la genética del individuo cambia muy a largo plazo, y, por consiguiente, si la obesidad ha aumentado en los últimos 20 años, se debe precisamente a esos cambios medioambientales que han hecho que en aquellos individuos susceptibles se manifieste de forma fenotípica la obesidad.

Obesidad infantil: causas y desafíos

El investigador es enfático: una dieta malsana y la escasa actividad física son las causas principales de la obesidad infantil. Sin embargo, señala Gil, esta no está relacionada únicamente con el comportamiento del niño, sino que también se asocia cada vez más con “el desarrollo social y económico, y las políticas en materia de agricultura, transportes, planificación urbana, medioambiente, educación y procesamiento, distribución y comercialización de los alimentos”, destacó el académico.

“El problema es social, y por eso, requiere un enfoque poblacional, multisectorial, multidisciplinar y adaptado a las circunstancias culturales”, agrega.

Por otro lado, el investigador reveló nuevos descubrimientos en materia científica entorno a la nutrición infantil: la influencia de la obesidad materna y paterna como variantes para heredar dicha condición.

Esos son cambios que se llaman epigenéticos. Nosotros heredamos de nuestros padres el ADN, pero hay efectos ambientales que pueden modificar la actividad de nuestros genes, y parece que actualmente, tanto los óvulos de la madre, como el esperma del padre, pueden tener modificaciones ambientales por el entorno en el que han vivido los progenitores, y esos cambios son heredables. De esta manera, tardaría una generación completa en volver a cambiar algunas de esas modificaciones epigenéticas”, explicó el Doctor Ángel Gil.

En otras palabras, simplifica el investigador, “si nosotros somos obesos por la interacción con del medio ambiente a lo largo de nuestra vida, en cierta medida, podríamos transmitir la obesidad también a nuestros hijos”.

Lo principal es prevenir

El panorama no es favorable. Y es que una vez que existe obesidad, según los expertos, es muy difícil curarla. Según el especialista, los niños obesos, y con sobrepeso, tienden a seguir siéndolo en la edad adulta y tienen más probabilidades de padecer a edad más tempranas enfermedades no transmisibles como la diabetes, y las enfermedades cardiovasculares. Por lo anterior, es que Ángel Gil es determinante al señalar que una educación familiar desde la temprana edad, constituye la pieza clave para promover hábitos alimenticios equilibrados y estilos de vida saludables en los menores.

“Eso es lo que permitirá, a través de la interacción con los genes, el desarrollo de un fenotipo normal, como el que corresponde a nuestra especie”, señaló el investigador de la Universidad de Granada.