Jaime Villalobos, Premio Mérito Santo Tomás 2018:

“Construí una familia estando en Santo Tomás”

Corría el año 1993 y desde Linares llegaba a Santiago un joven de apellido Villalobos, deseoso de aprender y con ganas de trabajar. Ese año ingresó como estafeta al Centro de Estudios Paramédicos de Santiago, CEPSA, que años más tarde se transformaría en Santo Tomás Puente Alto; lugar que ha marcado su vida.

“Al principio me costó harto adaptarme acá… Yo vengo de Linares, de pleno campo y el cambio fue grande, del campo a la ciudad; además una ciudad tan grande como Santiago… Me costó, pero ya me acostumbré, hice familia; yo construí una familia estando en Santo Tomás”, comenta quien con cariño recibe el apodo de “Jaimito”.

A través de los años vivió “altos y bajos” personales y más de una mudanza laboral, siguiendo a CEPSA hasta que se convirtió en Santo Tomás.

“Llegué a CEPSA en el año ‘93. Estábamos en el centro, en Carmen con Curicó. De ahí nos fuimos a San Ignacio y después a Cienfuegos con Huérfanos y de ahí nos vinimos a Puente Alto. Tuvimos hartas mudanzas y cada vez que nos movíamos iba creciendo más y más hasta que nos convertimos en Santo Tomás”, recuerda.

24 años en la familia Tomasina

Con 24 años de trayectoria laboral, “don Jaimito” fue sorprendido el 2017, en la celebración del aniversario Tomasino, recibiendo la distinción de “Mejor Compañero”.

“No lo esperaba. Fue una sorpresa… Me sentí bien, pero no hallaba qué decir, así que me salvé de que me pidieran hablar. No lo imaginaba”, recuerda sonriendo.

A esta distinción se suma el premio Mérito Santo Tomás, que será entregado en la próxima Inauguración de Año Académico de la sede, con el que se destaca una trayectoria cargada de emociones en un lugar que lo acogió en sus momentos más duros, las épocas más dulces y que le ha brindado “puras alegrías”.

“Yo soy como soy… y por eso creo que estoy aquí aún”, enfatiza sonriente Jaime Villalobos.