Directora de Carrera de Nutrición y Dietética de la UST Talca entregó recomendaciones para afrontar este período de crisis en los hogares.

De un día a otro el mundo cambió, las personas se vieron obligadas a encerrarse en sus hogares y el miedo y la ansiedad se apoderaron de la mayoría de la población. En medio de la pandemia del COVID-19, el tema de la alimentación aparece como relevante considerando que llevamos varias semanas de cuarentena donde algunos han encontrado refugio en la cocina y los alimentos.

Es común ver por redes sociales cómo de manera frecuente se hace alusión a que en cuarentena engordarán o que tienen más hambre o que se pasan comiendo gran parte del día.

Al respecto la Directora de Carrera de Nutrición y Dietética de la Universidad Santo Tomás Talca, Lucía Meyer, aseguró que se trata de una situación común que no tiene que ver con aumento del apetito o sensación de hambre sino que se trata de un fenómeno emocional y temporal.

“La rutina diaria cambia, hay más tiempo para ir al refrigerador, más tiempo para dedicar a cada comida, la comida está más cerca y si a eso, le sumas la ansiedad e inquietud de estos días, suele generarse que la comida es una distracción o refugio al que acudo más a menudo”, explicó.

Por lo mismo seguir ciertas recomendaciones resulta fundamental, como mantener una rutina ordenada en casa, ya sea para trabajar, para hacer labores de casa y lo mismo para comer.

“Lo ideal es mantener 3 o 4 comidas principales al día y en los horarios más similares a los que se tenían previo a la cuarentena. Importante es dejar de hacer otras cosas, dedicarse a prepararlas y comerlas sentados, con la mesa puesta, en calma y poniendo atención a lo que se está ingiriendo para que el cerebro procese la información. Entre las comidas principales, es recomendable hacer colaciones o meriendas livianas y saludables como frutas frescas, verduras, lácteos descremados, barras de cereal, té, café o mate y no olvidar ingerir al menos 2 litros de agua al día”, comentó.

En relación a los alimentos que pueden aportar en reforzar las defensas, Lucía Meyer, dijo que son muy recomendables los probióticos (lactobacilos o bifidobacterias), las frutas y verduras frescas con cáscara por su aporte de vitaminas, minerales, antioxidantes y fibra, y las proteínas de buena calidad como pescados, huevos y carnes blancas.

“Al mismo tiempo hay que evitar los alimentos ultraprocesados prefiriendo lo preparado en casa, disminuir las grasas de origen animal y el exceso de azúcar. Ideal también es acompañar esto de actividad física frecuente y suficientes horas de sueño que aseguren un buen descanso”, indicó.

En el caso de los niños, es necesario que respeten sus 4 comidas diarias en cantidades muy moderadas (desayuno, almuerzo, once y cena) y dos colaciones (media mañana y media tarde). Preferir carnes blancas, legumbres, huevo, cereales integrales y consumir al menos 3 frutas diarias y 2 porciones de ensaladas frescas, junto a esto beber mucha agua más que jugo o bebidas azucaradas.

“Más que sólo en este período, alimentarse adecuadamente siempre será una inversión en la salud ya que permite enfrentar de mejor manera las enfermedades, las exigencias del día a día, asegurando un adecuado funcionamiento cerebral, hormonal y de todos los sistemas”, concluyó.