Clase magistral en la Universidad Santo Tomás

Antonio López-Espinoza: “El mejor aliado para mejorar la alimentación son las mamás, mientras que los papás son el peor enemigo”

El presidente de la Red Internacional de Investigación en Comportamiento Alimentario y Nutrición (RIICAN), comentó que es la mujer la que influye en el cómo, cuándo, dónde y qué se come.

El Dr. Antonio López-Espinoza, fundador y actual director del Centro de Investigaciones en Comportamiento Alimentario y Nutrición (CICAN) del Centro Universitario del Sur de la Universidad de Guadalajara, visitó la Universidad Santo Tomás para dictar la clase magistral “¿Es posible modificar los hábitos alimentarios? Estrategia y limitaciones”, donde entre otros temas abordó el concepto de hábito alimentario, identificando su relación con otros tipos de conducta, y comentó las principales conclusiones de sus estudios en este tema.

El académico, que fue invitado a nuestro país por la Facultad de Ciencias Sociales y Comunicaciones de la Universidad Santo Tomás, en conjunto con la Facultad de Salud, a través de su Escuela de Nutrición y Dietética, realizó una presentación bastante lúdica en la que comenzó destacando el olor y sabor de nuestras preparaciones, ya que a su juicio “la comida chilena es deliciosa”.

Además de explicar en detalle qué son los hábitos alimentarios, el también presidente de la Red Internacional de Investigación en Comportamiento Alimentario y Nutrición (RIICAN), realizó diversas preguntas a los asistentes como una forma de hacerlos partícipes del aprendizaje. Y cuando una joven respondió correctamente a una de las interrogantes planteadas, fue premiada con un libro que según señaló «explica cómo modificar el cambio de conducta en los niños para que coman verduras sin problema».

El efecto Eva

Entre los diversos estudios en los que ha trabajado López-Espinoza, destaca el denominado “Género, Interacción Social y Consumo de Alimento”, que recibió en México el Premio Nacional de Nutrición. Esta investigación consistió en poner a tres grupos de personas a comer ciertos alimentos, diciéndoles que eran otros distintos. “Utilizamos ancas de rana y las pusimos como si fueran muslos de pollo apanados, además de otras cosas extrañas como hormigas, pero que en el plato parecían otras cosa. Entonces, cuando las mujeres llegaron a comer solas empezaron a probar de a poco, y cuando se dieron cuenta de que había algo raro en el sabor, no lo consumieron más. Después pasamos a los hombres, y como siempre los hombres como trogloditas llegaron y tragaron lo que había en el plato. Estaban más preocupados por otras cosas que por lo que comían. Pero después los juntamos, ¿y qué sucedió? Las mujeres les decían a los hombres ‘Ven prueba esto, está muy bueno’, pero ellas no lo comían”, explica Antonio López-Espinoza.

Los resultados mostraron que tanto el grupo de mujeres solas y hombres solos, consumieron cantidades similares de alimento en comparación con el grupo compuesto por parejas mixtas, que presentó un escaso consumo. De esta forma, se llegó a la conclusión que existe una fuerte influencia de las mujeres sobre los hombres para promover su consumo de alimento, fenómeno que fue denominado como “Efecto Eva”.

“Esto demuestra el poder de la mujer para influenciar el consumo, y a partir de esto podemos afirmar que tu mayor aliado son las mamás de los niños y tu peor enemigo son los papás. Entonces, cuando establecemos políticas públicas tenemos que involucrar a las madres, a las mujeres, que son el corazón de los países. ¿Por qué? Porque su influencia es decisiva en lo que comemos. Son más intuitivas, perceptivas y cautelosas, entonces hay que aprovecharlo”, enfatizó el experto.

DSC_3558