“El nuevo etiquetado de alimentos no busca prohibir nada, solo quiere entregar información clara”

Claudia Encina, directora de la Escuela de Nutrición y Dietética de UST Viña del Mar, explica los alcances, mitos y verdades de la Ley 20.606.

Alto en grasas saturadas. Alto en azúcares. Alto en sodio. Alto en calorías. ¿Ha visto alguno de estos sellos de advertencia en los envases de alimentos? Probablemente sí, pues la campaña de difusión de la Ley 20.606 ha sido intensa en los últimos meses, a tal punto que se han levantado algunas voces para calificarla de prohibitiva y agresiva. A partir de ahí, surgieron varios mitos respecto a los verdaderos alcances de la norma que regula la composición nutricional de los alimentos y su publicidad.

Vigente desde fines de junio, esta ley abarca mucho más que el etiquetado de alimentos, ya que también busca asegurar la oferta saludable de alimentos en establecimientos educacionales y proteger a los menores de 14 años de la sobreexposición a la publicidad de alimentos que superen los límites establecidos por el Ministerio de Salud.

Pero sin dudas, son los signos “Pare” de color negro los que más han llamado la atención. “Es cierto que cuando nos tratan de imponer una conducta alimentaria, tendemos a rebelarnos, pero esta ley no está imponiendo ni prohibiendo nada, lo que quiere esta ley es entregar información fácil a la comunidad respecto a cuáles son los alimentos que contienen nutrientes críticos”, aclara Claudia Encina, directora de la Escuela de Nutrición y Dietética de Universidad Santo Tomás Viña del Mar.

Y aunque reconoce que ha escuchado reclamos por esta iniciativa, advierte que se debe entender el contexto que obligó a impulsar esta normativa. “En una sala de clases, de 10 niños, cinco tienen problemas de exceso de peso, ya sea sobrepeso u obesidad. Estamos hablando de chicos preescolares y de enseñanza básica”, señala, agregando que “esta realidad ha provocado que las patologías crónicas que antes encontrábamos en personas de 50 o 60 años, ahora las veamos en jóvenes de 20 o 25 años que ya tienen diabetes tipo 2 o hipertensión”.

Nuevo etiquetado

Respecto al nuevo etiquetado, la académica insiste que “no está prohibiendo nada a nadie, solo le dice a la gente –por ejemplo- que el alimento que está comprando es alto en sodio. ‘Si quiere llevarlo igual, puede hacerlo, pero nosotros le informamos’. Estamos entregando una herramienta de conocimiento que antes la gente no tenía”.

La gracia de este nuevo etiquetado es que la información es entendible, al contrario de otros intentos anteriores como la publicación de información nutricional en cada envase: “eso sigue existiendo, pero la gente no la entendía porque hablaba de porciones e incluso era compleja para los profesionales del área de la salud. Ahora da lo mismo si un envase trae 20 gramos o 50 gramos. Si supera los índices establecidos, debe tener el sello negro. Así de simple”.

“Tampoco creo que esto sea la panacea, pero es más que un etiquetado nuevo. La ley te dice que tú puedes decidir comprar un producto u otro, pero al menos te estoy diciendo que hay alimentos que tienen altos porcentajes de nutrientes críticos y que es recomendable consumir aquellos que tengan menos sellos negros o que no tengan ninguno”, manifiesta Claudia Encina.

Claudia Encina

Claudia Encina, directora Escuela de Nutrición y Dietética UST Viña del Mar.

Trabajo con escolares

Si bien hasta ahora el nuevo etiquetado se ha llevado gran parte de la atención, la ley 20.606 también introduce fuertes cambios en dos escenarios muy sensibles: los establecimientos educacionales y el mundo de la publicidad.

En el caso de los establecimientos educacionales, simplemente prohíbe que los kioscos escolares vendan o publiciten alimentos que tengan alguno de los sellos “Alto en…”. Esto ya ha provocado problemas, dado que los niños a veces prefieren comprar golosinas en el exterior de sus colegios. “Bueno, son niños, y quizás siempre van a preferir un chocolate por sobre una fruta. Por eso mismo es necesario insistir en que los padres deben tomar conciencia sobre el tema”.

Y respecto a la publicidad, uno de los aspectos más polémicos ha sido que esta ley prohíbe la publicidad dirigida a menores de 14 años de los alimentos que superen la norma del Ministerio y la entrega de regalos como “gancho” para vender estos alimentos. Los regalos sí se podrán entregar con alimentos que no superen la norma.

“Tampoco puedes poner personajes en los supermercados a promocionar estos alimentos porque hay evidencia sobre cómo los niños modifican su alimentación cuando la relacionan con un personaje. Si les gusta Batman y ven que Batman como chocolates, van a pensar que el chocolate es bueno. Si ven que Batman come manzanas, pensarán que las manzanas son positivas. Eso pasaba con la ‘Cajita Feliz’, los niños la pedían porque venía con un regalo y por eso además comían lo que traía”, explica Encina.

En este punto, la directora de la Escuela de Nutrición y Dietética de UST Viña del Mar aclara que esto no significa que tenga que desaparecer la “Cajita Feliz” o que se prohíba vender dulces para Halloween o huevos de chocolate en Semana Santa: “Los dulces irán con su logo de advertencia, pero no se van a prohibir. Y si tienen el logo, no podrán entregar regalos ni podrá haber un personaje animado haciendo publicidad en el supermercado, por ejemplo”.

Para acabar con algunas versiones que han circulado tras la puesta en marcha de esta ley, la académica señala que “los dulces no van a desaparecer, la gente los va a consumir igual, pero con conciencia. El problema es que por no tener conciencia, hoy los niños no comen solo un dulce, comen la bolsa entera”. Además aplaude que la industria haya empezado a modificar los ingredientes de sus productos para no superar la norma. “No lo hicieron con una sonrisa, pero se tuvieron que sumar. Es súper positivo porque se están alineando con la realidad epidemiológica del país donde venden sus alimentos. Eso ya es un triunfo para nosotros, pero el triunfo final será  cuando veamos que las familias empiecen a tomar conciencia de que la alimentación es un factor predisponente a enfermedades crónicas que pueden provocar la muerte”, señala.