Docente de Escuela de Fonoaudiología conoció los avances en otoneurología gracias a pasantía en México

Sebastián Rivera, académico de UST Viña del Mar, estuvo un mes en la Clínica ABC de Ciudad de México, aprendiendo sobre una especialidad que en Chile no se ha desarrollado como debiera.

Sebastián Rivera, docente de la Escuela de Fonoaudiología de UST Viña del Mar, quizás no sospechaba que asistir al LXXIII Congreso Chileno de Otorrinolaringología podía cambiar el enfoque de su ejercicio profesional. Fue a ese encuentro para exponer una investigación en formato póster digital, pero además tuvo la oportunidad de escuchar las ponencias del doctor mexicano Ricardo Ceballos. Sorprendido por los avances en otoneurología que prácticamente no se conocen en Chile, decidió postular a una pasantía en la Clínica ABC de Ciudad de México, donde finalmente comprobó las diferencias con la realidad nacional.

“El doctor Ceballos Habló de otoneurología, de síndromes vertiginosos agudos, de varios temas interesantes que no se han desarrollado mucho en Chile. La verdad, en otoneurología nosotros estamos bastante atrasados. Fonoaudiología tiene especialización  en audiología, pero dentro de esa especialización la otoneurología es el área que más se ha dejado de lado”, explica.

De vuelta en Viña del Mar, el académico recuerda que antes de ese congreso “yo me estaba dedicando a la evaluación auditiva, pero escuché al doctor Ceballos hablar sobre todas las cosas que se hacen afuera y que no estamos haciendo acá. Entonces mi motivación para ir a la pasantía era adquirir esos conocimientos para compartirlos acá y en algún momento tratar de implementar un programa para el vértigo, que viene siendo la sintomatología clásica dentro de la otoneurología”.

“En Chile están la especialidad médica de Otorrinolaringología y la de Neurología,  y lo que se hace en la Clínica ABC es mezclar ambas áreas. Esa coordinación no se está haciendo bien en Chile”, subraya.

Pasantía en México

Respecto a su permanencia en México, que se extendió desde el 30 de enero al 4 de marzo, comenta que la rutina consistía casi exclusivamente en “ver pacientes todo el día. Teníamos que cumplir 200 horas mensuales, así que estábamos todo el día en la clínica, colaborando con el doctor”.

Según cuenta el académico de la Escuela de Fonoaudiología, la principal novedad para él fue descubrir que el funcionamiento de la Clínica ABC es muy diferente a la mayoría de las clínicas de Chile. “Como el doctor es otoneurólogo, que es casi combinación de profesiones, el paciente llega con su motivo de consulta, el doctor recoge la historia clínica detallada, inmediatamente él mismo realiza los exámenes médicos pertinentes y de acuerdo a eso hace el diagnóstico y posteriormente el tratamiento. La primera sesión dura cerca de dos horas, pero el paciente se va con diagnóstico y tratamiento sí o sí”.

¿Se puede hacer algo así en Chile? Rivera cree que al menos sería posible acercarse a eso para superar la situación actual, donde “llegas al otorrinolaringólogo, que te hace una historia clínica corta, sin profundizar, después te deriva -por ejemplo- al fonoaudiólogo para realizar los exámenes audiológicos o vestibulares pertinentes, el fonoaudiólogo describe los resultados de los exámenes, el paciente va de nuevo al otorrinolaringólogo, que analiza esos resultados y, si tenemos suerte, podríamos llegar recién a un diagnóstico y tratamiento. Pero también puede ocurrir que pidan más exámenes y así podrán pasar meses o incluso años”.

Diseñar programas adecuados

Advirtiendo que esta metodología se aplica solo en la Clínica ABC y no en todo México, el docente de UST Viña del Mar cree que en Chile no están dadas las condiciones para ofrecer una atención tan personalizada, pero sí se podrían generar programas que coordinen el trabajo de distintos profesionales.

“Se podría agilizar más el tema si se formaran equipos multidisciplinarios, pero que funcionen coordinadamente. Así, en el mismo día un paciente podría pasar por al menos dos profesionales distintos (otorrinolaringólogo y fonoaudiólogo) para tener resultados de exámenes y diagnóstico quizás no en dos horas, pero sí en un día. Para eso se debería generar un programa”, proyecta.

Precisamente, y tras su paso por México y su colaboración con el doctor Ceballos, Sebastián Rivera señala que ahora es “un desafío” avanzar en el diseño de programas “enfocados en un objetivo común, que es el diagnóstico temprano”. De acuerdo a sus palabras, “que un paciente mantenga un síntoma como el vértigo por mucho tiempo puede generar ataques de pánico, ansiedad o depresión, entonces va a ser más difícil de tratar”.

“Volví con la inquietud de contribuir a generar esos programas del vértigo. Sería importante ir educando a las distintas áreas de un hospital para que sepan en qué momento evaluar con mayor detalle a un paciente con vértigo, sobre todo en urgencias, aunque en las consultas cotidianas también se debe hacer algo porque hoy demoramos tanto en llegar a un diagnóstico que los síndromes de los pacientes se van transformado en otros más difíciles de tratar. Siempre hay que apuntar al diagnóstico temprano, eso es lo que va a asegurar un tratamiento eficaz”, asegura.