Anyulina Arismendi: “Es importante y necesario que temas como la violencia de género se comiencen a trabajar con mayor frecuencia dentro de las Instituciones de Educación Superior”

La Directora Académica de IP-CFT Santo Tomás Valdivia, participó en el Encuentro Internacional de Académicas sin Fronteras, realizado en la ciudad de Arica, Chile, con la ponencia “Reflexión sobre sociedad patriarcal, violencia y discriminación: un diálogo necesario para la igualdad de género”, al cual fue invitada junto a la Rectora de Santo Tomás Valdivia, Laura Bertolotto.

El IV Encuentro Internacional de Académicas sin Fronteras, giró en torno a la temática “Violencia en las universidades desde una perspectiva de género”, y contó con las presentaciones de seis expositoras de los países de Perú, Bolivia y Chile, que abordaron distintos puntos de violencia activa y pasiva, igualdad, acoso, entre otros. En este encuentro la Directora Académica, Anyulina Arismendi Bravo, expuso sobre la sociedad patriarcal y discriminación, como forma de violencia, sus repercusiones en social actual y la importancia de reflexionar y socializar en las instituciones la violencia de género.

A continuación, la Directora Académica contó más detalles sobre su presentación.

¿Qué significa esta instancia para usted?

Primero que todo, destaco que espacios como éstos, de diálogo y reflexión, nos hacen darnos cuenta de que estamos tomando más conciencia de lo que es la violencia. En la sociedad en la que estamos insertas, podemos notar a diario que la violencia en si, es un concepto que está muy naturalizado, y por lo mismo, muchas veces no nos damos cuenta cuando somos objeto de ella, por tanto, no la ponemos en evidencia por lo mismo. En este sentido es muy importante educar y reeducarnos al respecto, ya que existe violencias explicitas, pero también violencia pasiva, que cobran presencia en lo simbólico y que afecta el autoestima, en las relaciones personales y en la familia.

¿Cuál es la idea principal de trabajar en torno al tema de la violencia de género?

Nosotros como institución de educación superior tenemos la misión de formar profesionales con un alto sentido de responsabilidad social y por lo mismo el educar no solo nos convoca en el desarrollo de competencias cognitivas, sino también el desarrollo de competencias y habilidades afectivas, donde las creencias culturales tienen muchas fuerzas en el comportamiento del ser humano, por eso la idea es abordar la temática como un fenómeno que está presente, pero que debemos cambiar y esto se hace a través de la educación.

En este sentido, es necesario señalar que la violencia y discriminación, no son problemáticas que surgen de manera accidental, por generación espontánea o por las transformaciones sociales y culturales de la sociedad moderna, sino, que tiene raíces más profundas y milenarias, que se fundan en el principio de la historia de la humanidad.

Al respecto, se debe entender que la conformación de la sociedad occidental descansa sobre bases patriarcales y heteronormativas que tiene su origen en una ideología masculina dominante. De ahí, los diferentes tipos de violencia estructural y discriminación que han sufrido y siguen sufriendo históricamente las mujeres, las “minorías” sexuales, los niños, los animales, los ecosistemas y, en general, todas las construcciones simbólicas de “debilidad” y “explotación” que existen y han existido en nuestra sociedad.

Al evidenciar las altas tasas de violencia intrafamiliar y femicidios de nuestro país, pensamos que las bases de la violencia están fundamentadas en la sociedad patriarcal, lo cual se ha ido transmitiendo de generación en generación, esto, porque culturalmente el hombre toma el rol de sostenedor del hogar y la madre, a la crianza de los hijos. En base a esto, pudimos indagar desde la bibliografía y reflexión teórica, donde se generaba la violencia, y como nosotros desde la academia, podemos aportar a su prevención.

Propuestas

¿Qué es lo que se propone para cambiar esto?

Dentro de nuestro análisis realizado, relevamos que existen modelos de prevención de la violencia, tanto a nivel nacional como internacional, que están muy bien orientados a la prevención, alerta y ayuda, los cuales presentan una serie de consideraciones que pudieran traducirse en potenciales programas preventivos de la violencia, entre estas destacan:

La necesidad de formar a los docentes y profesores en destrezas instrumentales para la detección y apoyo a las víctimas de violencia que están en las aulas y que no se detectan si no se tiene conocimiento al respecto.

Familiarizar a los docentes, profesores y estudiantes con los mitos y creencias relacionados a la violencia a fin de ir instalando una cultura preventiva.

Trabajo y activación de redes de apoyo al interior de la institución de educación superior, con el objeto de amortiguar la carga emocional de las víctimas y los profesores que trabajan el tema.

¿Cómo cree que se puede mejorar esta situación a nivel académico?

Nosotros debemos educar y educarnos, no solamente en lo cognitivo, sino que también en el ámbito de lo personal y emocional. Saber valorar a las personas, teniendo presente que somos sujetos con los mismos derechos y deberes, sin embargo, estamos consiente de que esto, es un proceso cultural con matices complejos.

En general las sociedades han experimentado cambios como por ejemplo los establecimientos educacionales, en su mayoría han transitado en que sean mixtos, sin embargo, a nivel de educación superior, hay carreras que aún son estigmatizadas, y que las personas piensan que son solo para hombres o solamente para mujeres, pero no es así, tenemos que ir avanzando en la igualdad de oportunidades para todos.

Bajo tal contexto, se hace evidente y primordial, crear espacios dentro de la educación superior, que fortalezcan la conversación y reflexión respecto de este tema; espacios y escenarios que permitan desmitificar ciertas ideas incorrectas arraigadas en la idiosincrasia de nuestra sociedad y propiciar caminos para que los docentes y profesores puedan perfeccionarse en la prevención de la violencia, así como sensibilizar a la comunidad en esta problemática.

En tal sentido, la posibilidad de instalar el tema como prioritario, para ser considerado un aspecto fundamental desde la reflexión a través de seminario, congreso, simposio, charla, taller o curso de capacitación, son sólo algunas ideas que se podrían concretar.

En lo concreto, hay un camino muy largo y difícil para lograr erradicar la violencia de género, sin embargo, la voluntad de querer hacerlo es el primer paso. Para ello, las casas de estudios y de educación superior, tenemos una gran responsabilidad en el logro de este objetivo.

De la misma forma, las mujeres y hombres líderes deben ejercer influencia y apoyo en buscar alternativas de prevención al interior de sus respectivas áreas, pues éstas, son las primeras señales que indican que si es posible construir una sociedad más justa y equitativa.