INSTITUTO CONFUCIO LOS ÁNGELES

Alexandra Tari: “El Instituto Confucio es una excelente iniciativa de desarrollo intelectual y personal”

Beca del Instituto Confucio, permitió a estudiante de Santo Tomás Los Ángeles participar en campamento de verano en China.

Alexandra Tari Espinoza tiene 23 años, es estudiante de tercer año de la carrera de Enfermería de la Universidad Santo Tomás Los Ángeles y se considera una joven participativa e inquieta. No le gusta estar sin actividades y por ello siempre ha destacado entre sus pares; por ejemplo, apoyando proyectos de investigación, ganando torneos extraprogramáticos o de igual forma, proyectos académicos de la Dirección de Asuntos Estudiantiles de Santo Tomás. Como músico toca mandolina, bajo, acordeón y guitarra y por si fuera poco, gusta de los idiomas. Así, está pronta a estudiar inglés y actualmente estudia chino mandarín en el Instituto Confucio de Santo Tomás Los Ángeles.

Fue a través de este último, con el que obtuvo una beca para asistir a un campamento de verano en China, desde el 27 de junio al 15 de julio de este año; una experiencia que consideró como única, ya que nunca había tenido la ocasión de salir del país y menos pasar tantas horas a bordo de un avión.

Nos compartió de su viaje, mencionando lo encantada que había quedado con la cultura china; por lo mismo, agradece a Confucio todo el apoyo recibido para concretar este sueño, que sin duda deja un antes y un después en ella, ya que ahora sólo proyecta su futuro en torno al gigante asiático y está totalmente dispuesta a trabajar en ello.

Campamento de verano

Alexandra ¿Cómo obtuviste la beca para asistir al Campamento de Verano en China?

Siempre me había gustado la cultura asiática y entonces cuando me enteré de que Confucio otorgaba descuento a estudiantes y ofrecía postular a becas y campamentos de verano, me matriculé en el curso de Chino Mandarín.

Empecé a estudiar los sábados por 3 o 4 meses y después de dar el examen final supe que había obtenido una de las mejores notas y que había salido elegida para ir al campamento. Me enteré por correo y pensaba que era una broma. Hasta el día de hoy, me cuesta creer que estuve allá.

¿Te costó mucho aceptar el beneficio?

Le conté a mi hermana, a mi pololo y a un amigo de la Universidad. Me motivaron a ir, porque no tenía muchos ramos y no daba ningún examen. Mi amigo me dijo que estaba perdiendo tiempo y me instó a decir que si. Me demoré dos días en confirmar. Después de eso fui asimilando de a poco el viaje. Cuando faltaban pocos días, tampoco me lo creía. Además, ni siquiera sabía hablar tan fluido el chino y tampoco sé hablar inglés.

¿Qué te pareció la delegación de estudiantes con quienes viajaste?

En el transcurso fuimos 19 alumnos de distintas regiones, más la Profesora y Carlos, el Periodista de Casa Matriz del Instituto Confucio. Entre todos nos llevamos súper bien. Con varios hicimos un lindo grupo de amistad, de hecho, todavía nos contactamos.

¿Qué lugares visitaron como parte del programa y qué fue lo que más te llamó la atención?

Visitamos Shanghai, Hefei y Huangshan.

El calor es llamativo e impresionante. También nos llamó mucho la atención el tránsito. Allá bocina manda, no los semáforos. Los ciudadanos chinos ocupan mucha moto escooter, entonces no se escuchaban motores, y teníamos que andar con mucha precaución, incluso al transitar por pasos de cebra.

Otra novedad es que los chinos nos sacaban fotos y grababan videos. Ver latinos es poco común allá, entonces éramos la atracción.

En cuanto a la cultura del regateo, uno se debe pelear con los chinos, para obtener el precio más barato. Si las cosas no tienen precio, es porque se pueden regatear. Era un comercio informal y entretenido.

También me gustó la limpieza que hay; era todo muy limpio y ordenado. Así también, me sorprendieron las autopistas elevadas de las ciudades, son como carreteras en el aire y todas tienen controladores de velocidad, por lo que los vehículos no andaban a exceso de velocidad.

En Shanghai uno podía encontrar la modernidad más grande, como la shanghai tower, una de las torres más altas del mundo, que posee 632 metros y 128 pisos y el ascensor sube en un minuto. Por otro lado, un barrio antiguo que está dentro de la ciudad. Ahí conocimos el jardín Yuyuan, que en su tiempo fue invadido por los japoneses. China tiene una variedad inglés, japonés y uno nunca termina de conocer.

Destaco de China, que posee ciudades provinciales modernas, donde está todo. Todas son metrópolis. No como en Chile, que todo se concentra en la capital.

¿Qué te pareció el viaje en general?

Confucio y los patrocinadores que hicieron el viaje, se portaron muy bien. Fue una tremenda experiencia, que no lo vive cualquiera. Me siento afortunada.

¿Dónde se desarrolló el campamento?

En Hefei. Yo imaginaba un campamento con carpas, pero no. De hecho, pensábamos que Hefei seria campo, pero era una ciudad más grande que Santiago y eso que sólo era una provincia. Pensábamos que íbamos a estudiar chino, pero en realidad fue una beca para que conociéramos china; empaparnos de su cultura, también visitar algunos de sus paisajes emblemáticos y barrios antiguos.

Hefei se encuentra al sur de Shanghai, lugar donde se encuentra la Universidad de Anhui. Ahí estuvimos participando de las clases que tenían relación con la comida típica china, su música, dibujo, caligrafía, cultura del té, entre otros.

Regreso a Chile

¿Imagino que luego de esta experiencia existe un antes y un después de Alexandra, en proyectos, desafíos, ganas de seguir viajando y conocer?

Sí. La meta ahora es aprender inglés y luego perfeccionarme en el chino mandarín. Porque actualmente sólo tengo Básico 1.

Por otro lado, cuando termine mi carrera postularé nuevamente a una beca, para estudiar por lo menos un año en China, porque me gustó el país. Iría a aprender el idioma y quizá a quedarme allá, tal vez como Profesora de español. Esta experiencia me impulsó a querer un futuro en China.

¿Qué mensaje entregarías al público respecto a esta beca Confucio?

Para los que están en Confucio que continúen avanzando en el estudio, porque con un nivel 3 ya pueden comunicarse de manera más fluida con los chinos. Que aprovechen y resuelven todas sus dudas con los profesores, porque tiene mucha paciencia y siempre están dispuestos a ayudar.

En general Confucio es una excelente iniciativa de desarrollo intelectual y personal, que otorga y ofrece muchas herramientas a los tomasinos y al público en general. Uno luego empieza a hablar una de las lenguas más hablada en el mundo y ello da la posibilidad de conocer otros lugares, como lo hice yo. Tomé el curso y no sabía que tenía becas, fue genial. El hecho que Confucio entregue becas y te permita viajar es impagable.

El chino no es difícil, es más que nada lógica. Es super entretenido y más fácil que el inglés, porque no posee tiempos verbales, entonces es un idioma simple pero que requiere estudio. Además, que no es caro, y si uno es tomasino entonces tiene más posibilidades de obtener descuentos. ¡Es super bueno, motívense!