¿Cuánto pueden crecer las economías latinoamericanas en el largo plazo?

Entre los años 2004 y 2008, el PIB total de la región latinoamericana tuvo un crecimiento promedio anual de 5,2%, una expansión económica quinquenal sin precedentes en la región. En el quinquenio que terminó el año 2017, este crecimiento anual alcanzó apenas a 1,3%.

¿Qué pasó en la región para que se diera este derrumbe en el crecimiento?, ¿Es posible retomar el ritmo de crecimiento que traía la región? Estas son las dos preguntas más importantes que debemos responder para la definición de políticas para el desarrollo y el bienestar de nuestros países, y es del máximo interés tratar de responderlas sin excesivos sesgos ideológicos.

Para responder la primera de estas preguntas debemos descartar algunas explicaciones simples de lo que estaría detrás de este comportamiento. Por ejemplo, se podría argumentar que este derrumbe se explica por lo que ha ocurrido sólo en algunos países de mucho peso, como Brasil, Argentina y Venezuela. En este sentido, es bueno mirar lo que ocurrió en estos periodos con los tres países de la Alianza del Pacífico de la región, que en general se puede afirmar que no presentaban grandes desequilibrios fiscales ni externos en el quinquenio previo a la crisis financiera internacional.

Pues bien, entre 2004 y 2008 Chile tuvo un crecimiento interanual de 5,5%, Colombia de 5,4% y Perú un notable 7,3%. Y para el quinquenio 2013-2017, el crecimiento se redujo a 2,3%, 3,2% y 3,6%, respectivamente. Esto quiere decir que entre ambos periodos el crecimiento cayó 58,2% en Chile, 40,7% en Colombia y 50,7% en Perú.

Claramente hay diferencias en las caídas que se pueden explicar por factores idiosincráticos, pero más relevante que las diferencias es el factor común de fuerte reducción del crecimiento promedio del último quinquenio. ¿Qué ha ocurrido en estas economías para que hayan experimentado esta desaceleración sincronizada?

Hay bastante consenso en que la explicación principal es el fin del súper ciclo de los precios de las materias primas. El inicio de este ciclo tiende a ubicarse en el año 2003, y su fin en 2013. Este periodo de alzas en los precios de las materias primas se tradujo, principalmente, en un fuerte impulso de demanda tanto de inversión como de gasto público, pero también en apreciación de las monedas y un mayor acceso a bienes importados. La reversión de las alzas ha explicado, en buena medida, la desaceleración del crecimiento y el deterioro fiscal y de la balanza de pagos.

En los últimos meses, por factores puntuales y transitorios, se ha observado una recuperación en el precio de las materias primas. Esto puede conducir erróneamente a pensar que es posible volver a los niveles de crecimiento de hace una década. Sin embargo, hay varias razones para dudar de esto. La primera es la transitoriedad de los factores que han explicado el repunte: la depreciación del dólar y un crecimiento en China mayor a lo esperado. La segunda razón es que en términos reales, y considerando costos de producción, los precios actuales no solo deben ser percibidos como transitorios sino también más bajos que los de una década atrás. Finalmente, inevitablemente China desacelerará su crecimiento.

Así, si el alto crecimiento previo a la crisis financiera estuvo explicado por mejores términos de intercambio y una mayor demanda, un repunte sostenido del crecimiento de las economías latinoamericanas debe basarse en políticas de oferta que apunten a la acumulación de capital físico, humano y a una mayor productividad de estos factores.